En el 100 Aniversario del Partido Nacionalista de Puerto Rico

Gracias a Daniel Vila por la traducción del inglés al español.

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Por Carlos “Carlito” Rovira

Al conmemorar el centenario del Partido Nacionalista de Puerto Rico (PNPR), honramos y saludamos a estos revolucionarios que ocupan un lugar especial en la historia de Puerto Rico. Lo que nos viene a la mente son las muchas lecciones aplicables en la actual lucha por la liberación nacional.

El espíritu de lucha del Partido Nacionalista tenía sus raíces en las tradiciones de resistencia existentes desde hace mucho tiempo. Los innumerables y sangrientos levantamientos lanzados por los indígenas taínos y los africanos esclavizados durante casi 400 años es lo que dio origen a la existencia y la identidad propia de la nación puertorriqueña.  

Cuando Puerto Rico fue invadido y colonizado militarmente el 25 de julio de 1898, fue un momento crucial para que Estados Unidos se convirtiera en una potencia imperialista mundial. Los principales estados capitalistas compitieron entre sí para obtener colonias mediante la conquista. En el marco de la guerra hispano-estadounidense, Cuba, Filipinas, Guam y Puerto Rico fueron conquistadas por Estados Unidos.  

Una representación del tirano Theodore Roosevelt conquistando el Caribe.

Raíces Históricas del Partido Nacionalista

En febrero de 1902, el Partido Unionista fue formado por Luis Muñoz Rivera, Rosendo Matienzo Cintrón, Antonio R. Barceló, José de Diego, Juan Vías Ochoteco y otros. Al principio, el Partido Unionista pedía la independencia, pero poco a poco se redujo políticamente a pedir una versión diluida de la “autonomía”  

El Partido Unionista intentó apaciguar a las autoridades ocupantes-colonizadoras utilizando una lógica oportunista que, en última instancia, significaba repudiar la independencia. Los funcionarios de Washington estaban encantados de contar con una perspectiva sumisa procedente de los propios puertorriqueños.   

Sin embargo, la reacción a las despiadadas prácticas avariciosas de los industriales estadounidenses hizo que los ideales de la independencia fueran ampliamente aceptados en diversos círculos. El derecho a la autodeterminación se convirtió en una cuestión urgente.  

A medida que Estados Unidos reforzaba su control sobre Puerto Rico con la Ley Jones de 1917, el Partido Unionista se volvió cada vez más conciliador. La Ley Jones incluía la imposición de la ciudadanía estadounidense a los puertorriqueños. Muchos en Puerto Rico se opusieron al nuevo decreto, incluida la Asamblea Legislativa de Puerto Rico, que votó unánimemente en contra de la imposición de la ciudadanía estadounidense.   

La opresión colonial engendra luchas

La agitación política encendida por los nuevos decretos, unida a un impulso revolucionario en todo el mundo que incluía la Revolución Mejicana y la Revolución Socialista Rusa, dio contexto a la militancia que caracterizó el surgimiento de un nuevo y poderoso movimiento nacionalista.  

A medida que el Partido Unionista se desviaba hacia la derecha, los miembros radicales optaron por separarse para formar la Asociación de la Independencia, predecesora del Partido Nacionalista, el cual se constituyó el 17 de septiembre de 1922.   

A diferencia del Partido Unionista, el Partido Nacionalista de Puerto Rico estaba firmemente arraigado en su creencia en la independencia y en la retirada incondicional de los invasores estadounidenses. El PNPR era indiscutiblemente un partido político revolucionario.   

En ese momento, el Partido Nacionalista poseía un bagaje originado por sus conexiones pasadas con el Partido Unionista, así como por la falta de experiencia. El 11 de mayo de 1930, la elección de Pedro Albizu Campos como presidente del PNPR no sólo cambió la organización, sino que dio paso a un estilo de liderazgo nunca antes visto.

La capacidad de oratoria de Campos, unida a sus conocimientos de historia y política mundial, generó un gran entusiasmo en todo Puerto Rico, lo que le valió el apodo de “El Maestro”. Era muy respetado por las capas más pobres de la población, hasta el punto de que a menudo se dirigían a él como “Don Pedro”, un saludo de respeto en la cultura latina.  

Influencias de las luchas en

Irlanda y de India

La perspectiva internacionalista del PNPR surgió en su mayor parte gracias a la introducción de Campos en la política revolucionaria cuando era estudiante de la Universidad de Harvard. Don Pedro estuvo muy involucrado en el trabajo de apoyo a los movimientos republicanos irlandeses y de independencia de la India, que estaban librando sendas batallas contra el colonialismo británico.  

El pueblo irlandés estaba a punto de conseguir su independencia del colonialismo británico. Gracias a la amistad que Campos entabló con el líder revolucionario socialista irlandés James Connolly y otros representantes del Sein Fein, su sentido de la política revolucionaria floreció.

James Connolly

El estrecho contacto de Campos con los patriotas irlandeses, además de su experiencia militar como oficial del ejército estadounidense en la Primera Guerra Mundial, le permitió desarrollar una apreciación de la importancia de que los movimientos revolucionarios tuvieran una sofisticación organizativa.   

Se reconoce la inspiradora militancia de Campos

El Dr. Pedro Albizu Campos saltó a la fama en 1925 en un mitin público celebrado en San Juan. El decreto colonial exigía la exhibición de la bandera estadounidense. Para mantenerse dentro de los límites de la legalidad, los organizadores decoraron la barandilla que rodeaba el escenario con pequeñas banderas estadounidenses.  

Cuando Don Pedro subió al podio, retiró tranquilamente las banderas estadounidenses, una por una, y se las metió en el bolsillo. Comenzó su discurso diciendo “Bandera americana, no te voy a saludar, si simbolizas una nación libre y soberana, en Puerto Rico representas la piratería y el saqueo”.

Dr. Pedro Albizu Campos

El audaz acto del Dr. Pedro Albizu Campos conmocionó a muchos en Puerto Rico y puso en tela de juicio la falta de energía militante en el liderazgo del Partido. La valentía y el carisma que Campos demostró en este acto es probablemente lo que impulsó su ascenso a la dirección.  

Transformación del Partido Nacionalista

Poco después de que Campos asumiera su cargo de líder del PNPR, el 11 de mayo de 1930, trabajó diligentemente para transformar el Partido en una organización de lucha disciplinada y unida. El líder nacionalista comprendió que para desafiar a un enemigo bien organizado era necesario desarrollar una fuerza contraria igualmente poderosa.

Dr. Pedro Albizu Campos en su oficina en la sede del Partido Nacionalista, San Juan.

Las Mujeres del Partido Nacionalista

Don Pedro era consciente del obstáculo que podían suponer las tradiciones retrógradas para la construcción de un movimiento fuerte. Observó cómo el potencial de liderazgo revolucionario de las mujeres se mantenía sofocado por el dominio machista del PNPR.  

En la isla municipio puertorriqueña de Vieques, Campos desempeñó un papel directo en la creación del primer comité de mujeres del Partido Nacionalista, llamado “Enfermeras de la República”.  

Este acontecimiento inspiró a muchas mujeres a unirse al Partido Nacionalista. También obligó a los hombres a cuestionar rasgos de su comportamiento en el contexto de ciertas tradiciones atrasadas. Además, el nuevo papel de las mujeres en el PNPR reveló los beneficios que la igualdad de género tendría para la causa independentista.  

Las mujeres guerreras tenían ahora la libertad de ejercer políticamente. Mujeres poderosas como Blanca Canales, Leonides Díaz, Carmen María Pérez, Isabel Rosado Morales, Doris Torresola Roura, Olga Isabel Viscal Garriga, Lolita Lebrón y tantas otras se unieron a esta lucha. En muchos casos, las mujeres del Partido Nacionalista destrozaron muchos mitos misóginos y superaron las acciones de sus homólogos masculinos, especialmente en las circunstancias más severas.

De izquierda a derecha: las nacionalistas Carmen María Pérez González,
Olga Viscal Garriga y Ruth Mary Reynolds.
Las mujeres nacionalistas también fueron acorraladas y arrestadas tras la revuelta de 1950.
Poco después de salir de prisión, de izquierda a derecha: Nacionalistas Juanita Ojeda Delgado, Blanca Canales Torresola, Isabel Rosado Morales & Carmen Pérez González.

El derecho al uso de la fuerza armada

Fundamental para la convicción del PNPR bajo el liderazgo de Campos fue tener una estructura organizada y disciplinada que constituyera un ejército popular en preparación para la batalla. A Raimundo Díaz Pacheco se le encomendó la tarea de dirigir los Cadetes de la República, siguiendo el modelo del Ejército Ciudadano Irlandés (ECI), organizado por James Connolly.

Los Cadetes de la República fueron el componente armado del Partido Nacionalista de Puerto Rico

Poco después de que Don Pedro llegara a la presidencia, las opiniones políticas del Partido sobre cómo lograr la independencia se agudizaron. El PNPR ya no participaría en elecciones falsas que estaban incuestionablemente controladas por los colonizadores estadounidenses.  

La posición clara del Partido de defender el derecho a la fuerza armada para lograr la independencia llamó la atención de los agresivos y vengativos funcionarios del gobierno.

Represión vs. Dignidad Nacional

Don Pedro y los cuadros más comprometidos fueron con frecuencia objeto de persecución por parte de la Oficina Federal de Investigación (FBI). Estar afiliado de alguna manera al Partido Nacionalista significaba arriesgarse a ser arrestado, encarcelado o muerto.   

El 24 de octubre de 1935, en lo que se conoce como la Masacre de Río Piedras, la policía colonial abrió fuego y mató a cuatro estudiantes del Partido Nacionalista y a un transeúnte en la Universidad de Puerto Rico (UPR). El supuesto “crimen” de estos jóvenes fue izar la bandera de Puerto Rico y pronunciar discursos independentistas en los terrenos del campus.  

En represalia por las muertes de los estudiantes de la UPR, el 23 de febrero de 1936, dos miembros de los Cadetes de la República, Hiram Rosado y Elías Beauchamp, dispararon armas de fuego en una reunión pública para asesinar al gobernador colonial, el general estadounidense Blaton Winship. En su lugar, las balas alcanzaron al jefe de policía, el coronel Francis Riggs. Tanto Rosado como Beauchamp fueron golpeados y asesinados en la comisaría de la policía.

Los cadetes nacionalistas Hiram Rosado y Elias Beauchamp llevaron a cabo la justicia revolucionaria.

Pero el escrutinio sobre el Partido Nacionalista alcanzó nuevos niveles durante la huelga de los cañeros de 1936. Fue una de las luchas laborales más importantes de la historia de Puerto Rico. Gracias al apoyo y al liderazgo político proporcionado por el Partido Nacionalista, los sindicatos de todo Puerto Rico se solidarizaron con los cortadores de caña de azúcar. Esta poderosa lucha laboral por unos salarios más altos terminó con una victoria. Como resultado, el movimiento obrero de Puerto Rico se sintió fortalecido.  

El Dr. Pedro Albizu Campos dirigiéndose a los trabajadores de la caña de azúcar en huelga.

Al ver interrumpido su flujo constante de beneficios, los inversores capitalistas estadounidenses se pusieron furiosos con el Dr. Pedro Albizu Campos. Los funcionarios coloniales decidieron intensificar sus esfuerzos para reprimir al Partido Nacionalista.  

La Masacre de Ponce, 21 de marzo de 1937

Unos meses más tarde, el Dr. Pedro Albizu Campos y otras figuras destacadas como Juan Antonio Corretjer fueron acusados de “conspiración sediciosa para derrocar al gobierno de los Estados Unidos”. Campos fue condenado a 10 años de prisión junto con muchos cuadros del PNPR.  

El líder nacionalista Juan Antonio Corretjer bajo custodia.

El Domingo de Ramos, 21 de marzo de 1937, el PNPR del municipio de Ponce convocó una procesión pacífica para conmemorar la abolición de la esclavitud africana en Puerto Rico el 22 de marzo de 1873 y exigir la liberación del Dr. Pedro Albizu Campos.  

Las autoridades coloniales hicieron muchos intentos para presionar la cancelación del evento del PNPR, incluso utilizando tácticas intimidatorias de gánsteres. Pero los patriotas se mantuvieron firmes en la creencia de que tenían todo el derecho moral de hacer lo que quisieran en su patria.  

A medida que aumentaba el número de participantes, la policía acordonó la zona. Bajo la dirección del Gobernador General Blanton C. Winship, designado por Estados Unidos, la policía se preparó para una sangrienta embestida.  

La manifestación comenzó con la multitud cantando la versión revolucionaria original del Himno Nacional de Puerto Rico, La Borinqueña. Una vez que la procesión comenzó a moverse, la policía hizo lo inimaginable: abrió fuego utilizando bombas de gas lacrimógeno, rifles de carabina y subfusiles Thompson.

Cuando terminó la carnicería, murieron 19 nacionalistas y 2 policías, además de 200 heridos. Casi todos los hombres, mujeres y niños alcanzados por la lluvia de balas recibieron disparos por la espalda, lo que indica que intentaban huir de la embestida policial.   

Este trágico suceso se conoció como la Masacre de Ponce. La noticia de esta injusticia recorrió inmediatamente todo Puerto Rico, ya que muchos se quedaron incrédulos ante la crueldad del colonialismo estadounidense.

Mártires de la Masacre de Ponce.

En el periodo que siguió a la Masacre de Ponce, el mundo entero fue consumido por los horribles acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial. Puerto Rico se convirtió en una guarnición para el ejército estadounidense que vigilaba América Latina, mientras que la isla puertorriqueña de Vieques se convirtió en un campo de prácticas de tiro para los buques de guerra estadounidenses y de otros países aliados.   

La “Ley Mordaza” y la revuelta nacionalista de 1950  

En los años siguientes, a finales de la década de 1940, el director del FBI, J. Edgar Hoover, recibió el mandato de intensificar el atroz acto de colonialismo estadounidense en Puerto Rico. El objetivo de esta operación era desestabilizar y destruir al Partido Nacionalista.

En noviembre de 1948, la Ley 53 de 1948, más conocida como la “Ley Mordaza“, fue instituida por el gobierno colonial instalado por Estados Unidos. Fue el decreto más draconiano de la historia de Puerto Rico que pretendía acabar con las aspiraciones independentistas.   

La Ley Mordaza convirtió en contrabando la bandera de Puerto Rico. La mención de la independencia en la literatura, las letras musicales y los discursos públicos pasó a ser ilegal. Se prohibieron las reuniones y manifestaciones independentistas. La intención era suprimir cualquier esperanza de independencia para el pueblo puertorriqueño.  

Integrantes de la inteligencia nacionalista cercanos a los funcionarios del gobierno descubrieron un plan secreto del gobierno para eliminar el movimiento independentista. El liderazgo del PNPR decidió “dar el primer golpe” para exponer ampliamente la verdadera naturaleza de la presencia estadounidense en Puerto Rico.  

Revuelta Nacionalista de 1950,

el Levantamiento de Jayuya

En la mañana del 30 de octubre de 1950, una joven llamada Blanca Canales lideró un levantamiento nacionalista y tomó el control de la ciudad de Jayuya. Tras un tiroteo entre la policía colonial y los nacionalistas. Estos luchadores por la libertad consiguieron hacerse con el control de la comisaría. Blanca Canales dio entonces la orden de quemar el despreciado edificio.  

También se produjeron violentos enfrentamientos entre la policía y los nacionalistas en Utuado, Ponce, Mayagüez, Arecibo, Naranjito, Ciales, Peñuelas y otros municipios.  

En San Juan, la policía atacó la sede del Partido Nacionalista. El Dr. Pedro Albizu Campos, Isabel Rosado y otros emprendieron una batalla armada hasta que fueron abrumados por los gases lacrimógenos.  

Para llamar la atención del mundo sobre la represión desatada por los colonizadores estadounidenses, el 1 de noviembre de 1950, los nacionalistas Oscar Collazo y Griselio Torresola intentaron asesinar al presidente Harry Truman en la Blair House de Washington, DC.

Los nacionalistas Griselio Torresola y Oscar Collazo.

Por la misma razón, el 1 de marzo de 1954, los nacionalistas Lolita Lebrón, Rafael Cancel Miranda, Irvin Flores y Andrés Figueroa Cordero organizaron un ataque armado a la Cámara de Representantes en el Capitolio de Estados Unidos.

De izquierda a derecha: los nacionalistas Rafael Cancel Miranda, Irvin Flores, Lolita Lebron y Andres Figueroa Cordero.

La represión que se vivió en Puerto Rico durante este periodo fue equivalente a la de los regímenes más asesinos de la historia de América Latina. La policía colonial actuaba con impunidad, matando a tiros a los individuos considerados “terroristas” o nacionalistas armados. Hacía falta un valor inimaginable y un amor intransigente por la patria para soportar la constante amenaza que suponía ser nacionalista.

Familias enteras fueron consideradas sospechosas de simpatizar con la independencia.
Los hombres jóvenes eran rutinariamente detenidos para interrogarlos y/o arrestarlos.

Durante este periodo de represión y persecución despiadada contra Partido Nacionalista, los gobernantes estadounidenses buscaron nuevas y engañosas formas de disfrazar la criminal presencia estadounidense en Puerto Rico.

En 1949, se celebraron las primeras elecciones a gobernador con candidatos puertorriqueños aprobados por Estados Unidos. Sin embargo, hasta el día de hoy, el gobierno estadounidense se reserva el derecho “legal” de anular el resultado de las elecciones en Puerto Rico.

Debido a la rebeldía demostrada por los puertorriqueños desde el inicio de la colonización estadounidense, en 1957 se eliminó la Ley 53 de 1948 (Ley Mordaza) y también se levantó la prohibición de la bandera puertorriqueña. Además, la defensa de la independencia dejó de ser ilegal.

Los intensos años de represión anteriores provocaron un periodo de inactividad política en el seno del Partido Nacionalista, entre mediados de la década de 1950-1960. Este escenario se acompañó de hipócritas insinuaciones por parte de políticos que afirmaban falsamente que Puerto Rico era un “escaparate de la democracia”.

Nada más absurdo y alejado de la realidad. Muchos miembros del PNPR permanecieron encarcelados, como el Dr. Pedro Albizu Campos, que fue sometido a tortura por radiación durante su cautiverio.

Lecciones extraídas de la experiencia nacionalista

A pesar de las dificultades y los horrores, los gallardos hombres y mujeres del PNPR sabían perfectamente cuáles serían las represalias a manos de los colonizadores. Sus sacrificios no fueron en vano. Lucharon gallardamente como centuriones de los oprimidos, manteniendo la dignidad de las tradiciones revolucionarias puertorriqueñas.

Hay una lección clara que podemos utilizar para la lucha actual al entender los puntos clave de la historia del Partido Nacionalista. El logro de nuestra la liberación no será posible sin el desarrollo de la sofisticación política y la estructura organizativa.

No podemos desafiar con éxito a un enemigo bien preparado y altamente organizado a menos que nos propongamos ser más hábiles que el colonizador en la aplicación de las técnicas de la política y la guerra. De ahí la necesidad de desarrollar un partido político revolucionario. Con esta acción honramos la obra y el legado del Dr. Pedro Albizu Campos y del PNPR.

La evolución de la lucha de liberación nacional puertorriqueña continúa hoy en día en las muchas luchas que existen en toda la patria y la diáspora. La valentía y el amor por el Puerto Rico demostrado por el Partido Nacionalista les han asegurado un lugar muy especial en la historia, así como en los archivos de todos los pueblos oprimidos y explotados. 

Que Viva Puerto Rico Libre!

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