En el 100 Aniversario del Partido Nacionalista de Puerto Rico

Gracias a Daniel Vila por la traducción del inglés al español.

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Por Carlos “Carlito” Rovira

Al conmemorar el centenario del Partido Nacionalista de Puerto Rico (PNPR), honramos y saludamos a estos revolucionarios que ocupan un lugar especial en la historia de Puerto Rico. Lo que nos viene a la mente son las muchas lecciones aplicables en la actual lucha por la liberación nacional.

El espíritu de lucha del Partido Nacionalista tenía sus raíces en las tradiciones de resistencia existentes desde hace mucho tiempo. Los innumerables y sangrientos levantamientos lanzados por los indígenas taínos y los africanos esclavizados durante casi 400 años es lo que dio origen a la existencia y la identidad propia de la nación puertorriqueña.  

Cuando Puerto Rico fue invadido y colonizado militarmente el 25 de julio de 1898, fue un momento crucial para que Estados Unidos se convirtiera en una potencia imperialista mundial. Los principales estados capitalistas compitieron entre sí para obtener colonias mediante la conquista. En el marco de la guerra hispano-estadounidense, Cuba, Filipinas, Guam y Puerto Rico fueron conquistadas por Estados Unidos.  

Una representación del tirano Theodore Roosevelt conquistando el Caribe.

Raíces Históricas del Partido Nacionalista

En febrero de 1902, el Partido Unionista fue formado por Luis Muñoz Rivera, Rosendo Matienzo Cintrón, Antonio R. Barceló, José de Diego, Juan Vías Ochoteco y otros. Al principio, el Partido Unionista pedía la independencia, pero poco a poco se redujo políticamente a pedir una versión diluida de la “autonomía”  

El Partido Unionista intentó apaciguar a las autoridades ocupantes-colonizadoras utilizando una lógica oportunista que, en última instancia, significaba repudiar la independencia. Los funcionarios de Washington estaban encantados de contar con una perspectiva sumisa procedente de los propios puertorriqueños.   

Sin embargo, la reacción a las despiadadas prácticas avariciosas de los industriales estadounidenses hizo que los ideales de la independencia fueran ampliamente aceptados en diversos círculos. El derecho a la autodeterminación se convirtió en una cuestión urgente.  

A medida que Estados Unidos reforzaba su control sobre Puerto Rico con la Ley Jones de 1917, el Partido Unionista se volvió cada vez más conciliador. La Ley Jones incluía la imposición de la ciudadanía estadounidense a los puertorriqueños. Muchos en Puerto Rico se opusieron al nuevo decreto, incluida la Asamblea Legislativa de Puerto Rico, que votó unánimemente en contra de la imposición de la ciudadanía estadounidense.   

La opresión colonial engendra luchas

La agitación política encendida por los nuevos decretos, unida a un impulso revolucionario en todo el mundo que incluía la Revolución Mejicana y la Revolución Socialista Rusa, dio contexto a la militancia que caracterizó el surgimiento de un nuevo y poderoso movimiento nacionalista.  

A medida que el Partido Unionista se desviaba hacia la derecha, los miembros radicales optaron por separarse para formar la Asociación de la Independencia, predecesora del Partido Nacionalista, el cual se constituyó el 17 de septiembre de 1922.   

A diferencia del Partido Unionista, el Partido Nacionalista de Puerto Rico estaba firmemente arraigado en su creencia en la independencia y en la retirada incondicional de los invasores estadounidenses. El PNPR era indiscutiblemente un partido político revolucionario.   

En ese momento, el Partido Nacionalista poseía un bagaje originado por sus conexiones pasadas con el Partido Unionista, así como por la falta de experiencia. El 11 de mayo de 1930, la elección de Pedro Albizu Campos como presidente del PNPR no sólo cambió la organización, sino que dio paso a un estilo de liderazgo nunca antes visto.

La capacidad de oratoria de Campos, unida a sus conocimientos de historia y política mundial, generó un gran entusiasmo en todo Puerto Rico, lo que le valió el apodo de “El Maestro”. Era muy respetado por las capas más pobres de la población, hasta el punto de que a menudo se dirigían a él como “Don Pedro”, un saludo de respeto en la cultura latina.  

Influencias de las luchas en

Irlanda y de India

La perspectiva internacionalista del PNPR surgió en su mayor parte gracias a la introducción de Campos en la política revolucionaria cuando era estudiante de la Universidad de Harvard. Don Pedro estuvo muy involucrado en el trabajo de apoyo a los movimientos republicanos irlandeses y de independencia de la India, que estaban librando sendas batallas contra el colonialismo británico.  

El pueblo irlandés estaba a punto de conseguir su independencia del colonialismo británico. Gracias a la amistad que Campos entabló con el líder revolucionario socialista irlandés James Connolly y otros representantes del Sein Fein, su sentido de la política revolucionaria floreció.

James Connolly

El estrecho contacto de Campos con los patriotas irlandeses, además de su experiencia militar como oficial del ejército estadounidense en la Primera Guerra Mundial, le permitió desarrollar una apreciación de la importancia de que los movimientos revolucionarios tuvieran una sofisticación organizativa.   

Se reconoce la inspiradora militancia de Campos

El Dr. Pedro Albizu Campos saltó a la fama en 1925 en un mitin público celebrado en San Juan. El decreto colonial exigía la exhibición de la bandera estadounidense. Para mantenerse dentro de los límites de la legalidad, los organizadores decoraron la barandilla que rodeaba el escenario con pequeñas banderas estadounidenses.  

Cuando Don Pedro subió al podio, retiró tranquilamente las banderas estadounidenses, una por una, y se las metió en el bolsillo. Comenzó su discurso diciendo “Bandera americana, no te voy a saludar, si simbolizas una nación libre y soberana, en Puerto Rico representas la piratería y el saqueo”.

Dr. Pedro Albizu Campos

El audaz acto del Dr. Pedro Albizu Campos conmocionó a muchos en Puerto Rico y puso en tela de juicio la falta de energía militante en el liderazgo del Partido. La valentía y el carisma que Campos demostró en este acto es probablemente lo que impulsó su ascenso a la dirección.  

Transformación del Partido Nacionalista

Poco después de que Campos asumiera su cargo de líder del PNPR, el 11 de mayo de 1930, trabajó diligentemente para transformar el Partido en una organización de lucha disciplinada y unida. El líder nacionalista comprendió que para desafiar a un enemigo bien organizado era necesario desarrollar una fuerza contraria igualmente poderosa.

Dr. Pedro Albizu Campos en su oficina en la sede del Partido Nacionalista, San Juan.

Las Mujeres del Partido Nacionalista

Don Pedro era consciente del obstáculo que podían suponer las tradiciones retrógradas para la construcción de un movimiento fuerte. Observó cómo el potencial de liderazgo revolucionario de las mujeres se mantenía sofocado por el dominio machista del PNPR.  

En la isla municipio puertorriqueña de Vieques, Campos desempeñó un papel directo en la creación del primer comité de mujeres del Partido Nacionalista, llamado “Enfermeras de la República”.  

Este acontecimiento inspiró a muchas mujeres a unirse al Partido Nacionalista. También obligó a los hombres a cuestionar rasgos de su comportamiento en el contexto de ciertas tradiciones atrasadas. Además, el nuevo papel de las mujeres en el PNPR reveló los beneficios que la igualdad de género tendría para la causa independentista.  

Las mujeres guerreras tenían ahora la libertad de ejercer políticamente. Mujeres poderosas como Blanca Canales, Leonides Díaz, Carmen María Pérez, Isabel Rosado Morales, Doris Torresola Roura, Olga Isabel Viscal Garriga, Lolita Lebrón y tantas otras se unieron a esta lucha. En muchos casos, las mujeres del Partido Nacionalista destrozaron muchos mitos misóginos y superaron las acciones de sus homólogos masculinos, especialmente en las circunstancias más severas.

De izquierda a derecha: las nacionalistas Carmen María Pérez González,
Olga Viscal Garriga y Ruth Mary Reynolds.
Las mujeres nacionalistas también fueron acorraladas y arrestadas tras la revuelta de 1950.
Poco después de salir de prisión, de izquierda a derecha: Nacionalistas Juanita Ojeda Delgado, Blanca Canales Torresola, Isabel Rosado Morales & Carmen Pérez González.

El derecho al uso de la fuerza armada

Fundamental para la convicción del PNPR bajo el liderazgo de Campos fue tener una estructura organizada y disciplinada que constituyera un ejército popular en preparación para la batalla. A Raimundo Díaz Pacheco se le encomendó la tarea de dirigir los Cadetes de la República, siguiendo el modelo del Ejército Ciudadano Irlandés (ECI), organizado por James Connolly.

Los Cadetes de la República fueron el componente armado del Partido Nacionalista de Puerto Rico

Poco después de que Don Pedro llegara a la presidencia, las opiniones políticas del Partido sobre cómo lograr la independencia se agudizaron. El PNPR ya no participaría en elecciones falsas que estaban incuestionablemente controladas por los colonizadores estadounidenses.  

La posición clara del Partido de defender el derecho a la fuerza armada para lograr la independencia llamó la atención de los agresivos y vengativos funcionarios del gobierno.

Represión vs. Dignidad Nacional

Don Pedro y los cuadros más comprometidos fueron con frecuencia objeto de persecución por parte de la Oficina Federal de Investigación (FBI). Estar afiliado de alguna manera al Partido Nacionalista significaba arriesgarse a ser arrestado, encarcelado o muerto.   

El 24 de octubre de 1935, en lo que se conoce como la Masacre de Río Piedras, la policía colonial abrió fuego y mató a cuatro estudiantes del Partido Nacionalista y a un transeúnte en la Universidad de Puerto Rico (UPR). El supuesto “crimen” de estos jóvenes fue izar la bandera de Puerto Rico y pronunciar discursos independentistas en los terrenos del campus.  

En represalia por las muertes de los estudiantes de la UPR, el 23 de febrero de 1936, dos miembros de los Cadetes de la República, Hiram Rosado y Elías Beauchamp, dispararon armas de fuego en una reunión pública para asesinar al gobernador colonial, el general estadounidense Blaton Winship. En su lugar, las balas alcanzaron al jefe de policía, el coronel Francis Riggs. Tanto Rosado como Beauchamp fueron golpeados y asesinados en la comisaría de la policía.

Los cadetes nacionalistas Hiram Rosado y Elias Beauchamp llevaron a cabo la justicia revolucionaria.

Pero el escrutinio sobre el Partido Nacionalista alcanzó nuevos niveles durante la huelga de los cañeros de 1936. Fue una de las luchas laborales más importantes de la historia de Puerto Rico. Gracias al apoyo y al liderazgo político proporcionado por el Partido Nacionalista, los sindicatos de todo Puerto Rico se solidarizaron con los cortadores de caña de azúcar. Esta poderosa lucha laboral por unos salarios más altos terminó con una victoria. Como resultado, el movimiento obrero de Puerto Rico se sintió fortalecido.  

El Dr. Pedro Albizu Campos dirigiéndose a los trabajadores de la caña de azúcar en huelga.

Al ver interrumpido su flujo constante de beneficios, los inversores capitalistas estadounidenses se pusieron furiosos con el Dr. Pedro Albizu Campos. Los funcionarios coloniales decidieron intensificar sus esfuerzos para reprimir al Partido Nacionalista.  

La Masacre de Ponce, 21 de marzo de 1937

Unos meses más tarde, el Dr. Pedro Albizu Campos y otras figuras destacadas como Juan Antonio Corretjer fueron acusados de “conspiración sediciosa para derrocar al gobierno de los Estados Unidos”. Campos fue condenado a 10 años de prisión junto con muchos cuadros del PNPR.  

El líder nacionalista Juan Antonio Corretjer bajo custodia.

El Domingo de Ramos, 21 de marzo de 1937, el PNPR del municipio de Ponce convocó una procesión pacífica para conmemorar la abolición de la esclavitud africana en Puerto Rico el 22 de marzo de 1873 y exigir la liberación del Dr. Pedro Albizu Campos.  

Las autoridades coloniales hicieron muchos intentos para presionar la cancelación del evento del PNPR, incluso utilizando tácticas intimidatorias de gánsteres. Pero los patriotas se mantuvieron firmes en la creencia de que tenían todo el derecho moral de hacer lo que quisieran en su patria.  

A medida que aumentaba el número de participantes, la policía acordonó la zona. Bajo la dirección del Gobernador General Blanton C. Winship, designado por Estados Unidos, la policía se preparó para una sangrienta embestida.  

La manifestación comenzó con la multitud cantando la versión revolucionaria original del Himno Nacional de Puerto Rico, La Borinqueña. Una vez que la procesión comenzó a moverse, la policía hizo lo inimaginable: abrió fuego utilizando bombas de gas lacrimógeno, rifles de carabina y subfusiles Thompson.

Cuando terminó la carnicería, murieron 19 nacionalistas y 2 policías, además de 200 heridos. Casi todos los hombres, mujeres y niños alcanzados por la lluvia de balas recibieron disparos por la espalda, lo que indica que intentaban huir de la embestida policial.   

Este trágico suceso se conoció como la Masacre de Ponce. La noticia de esta injusticia recorrió inmediatamente todo Puerto Rico, ya que muchos se quedaron incrédulos ante la crueldad del colonialismo estadounidense.

Mártires de la Masacre de Ponce.

En el periodo que siguió a la Masacre de Ponce, el mundo entero fue consumido por los horribles acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial. Puerto Rico se convirtió en una guarnición para el ejército estadounidense que vigilaba América Latina, mientras que la isla puertorriqueña de Vieques se convirtió en un campo de prácticas de tiro para los buques de guerra estadounidenses y de otros países aliados.   

La “Ley Mordaza” y la revuelta nacionalista de 1950  

En los años siguientes, a finales de la década de 1940, el director del FBI, J. Edgar Hoover, recibió el mandato de intensificar el atroz acto de colonialismo estadounidense en Puerto Rico. El objetivo de esta operación era desestabilizar y destruir al Partido Nacionalista.

En noviembre de 1948, la Ley 53 de 1948, más conocida como la “Ley Mordaza“, fue instituida por el gobierno colonial instalado por Estados Unidos. Fue el decreto más draconiano de la historia de Puerto Rico que pretendía acabar con las aspiraciones independentistas.   

La Ley Mordaza convirtió en contrabando la bandera de Puerto Rico. La mención de la independencia en la literatura, las letras musicales y los discursos públicos pasó a ser ilegal. Se prohibieron las reuniones y manifestaciones independentistas. La intención era suprimir cualquier esperanza de independencia para el pueblo puertorriqueño.  

Integrantes de la inteligencia nacionalista cercanos a los funcionarios del gobierno descubrieron un plan secreto del gobierno para eliminar el movimiento independentista. El liderazgo del PNPR decidió “dar el primer golpe” para exponer ampliamente la verdadera naturaleza de la presencia estadounidense en Puerto Rico.  

Revuelta Nacionalista de 1950,

el Levantamiento de Jayuya

En la mañana del 30 de octubre de 1950, una joven llamada Blanca Canales lideró un levantamiento nacionalista y tomó el control de la ciudad de Jayuya. Tras un tiroteo entre la policía colonial y los nacionalistas. Estos luchadores por la libertad consiguieron hacerse con el control de la comisaría. Blanca Canales dio entonces la orden de quemar el despreciado edificio.  

También se produjeron violentos enfrentamientos entre la policía y los nacionalistas en Utuado, Ponce, Mayagüez, Arecibo, Naranjito, Ciales, Peñuelas y otros municipios.  

En San Juan, la policía atacó la sede del Partido Nacionalista. El Dr. Pedro Albizu Campos, Isabel Rosado y otros emprendieron una batalla armada hasta que fueron abrumados por los gases lacrimógenos.  

Para llamar la atención del mundo sobre la represión desatada por los colonizadores estadounidenses, el 1 de noviembre de 1950, los nacionalistas Oscar Collazo y Griselio Torresola intentaron asesinar al presidente Harry Truman en la Blair House de Washington, DC.

Los nacionalistas Griselio Torresola y Oscar Collazo.

Por la misma razón, el 1 de marzo de 1954, los nacionalistas Lolita Lebrón, Rafael Cancel Miranda, Irvin Flores y Andrés Figueroa Cordero organizaron un ataque armado a la Cámara de Representantes en el Capitolio de Estados Unidos.

De izquierda a derecha: los nacionalistas Rafael Cancel Miranda, Irvin Flores, Lolita Lebron y Andres Figueroa Cordero.

La represión que se vivió en Puerto Rico durante este periodo fue equivalente a la de los regímenes más asesinos de la historia de América Latina. La policía colonial actuaba con impunidad, matando a tiros a los individuos considerados “terroristas” o nacionalistas armados. Hacía falta un valor inimaginable y un amor intransigente por la patria para soportar la constante amenaza que suponía ser nacionalista.

Familias enteras fueron consideradas sospechosas de simpatizar con la independencia.
Los hombres jóvenes eran rutinariamente detenidos para interrogarlos y/o arrestarlos.

Durante este periodo de represión y persecución despiadada contra Partido Nacionalista, los gobernantes estadounidenses buscaron nuevas y engañosas formas de disfrazar la criminal presencia estadounidense en Puerto Rico.

En 1949, se celebraron las primeras elecciones a gobernador con candidatos puertorriqueños aprobados por Estados Unidos. Sin embargo, hasta el día de hoy, el gobierno estadounidense se reserva el derecho “legal” de anular el resultado de las elecciones en Puerto Rico.

Debido a la rebeldía demostrada por los puertorriqueños desde el inicio de la colonización estadounidense, en 1957 se eliminó la Ley 53 de 1948 (Ley Mordaza) y también se levantó la prohibición de la bandera puertorriqueña. Además, la defensa de la independencia dejó de ser ilegal.

Los intensos años de represión anteriores provocaron un periodo de inactividad política en el seno del Partido Nacionalista, entre mediados de la década de 1950-1960. Este escenario se acompañó de hipócritas insinuaciones por parte de políticos que afirmaban falsamente que Puerto Rico era un “escaparate de la democracia”.

Nada más absurdo y alejado de la realidad. Muchos miembros del PNPR permanecieron encarcelados, como el Dr. Pedro Albizu Campos, que fue sometido a tortura por radiación durante su cautiverio.

Lecciones extraídas de la experiencia nacionalista

A pesar de las dificultades y los horrores, los gallardos hombres y mujeres del PNPR sabían perfectamente cuáles serían las represalias a manos de los colonizadores. Sus sacrificios no fueron en vano. Lucharon gallardamente como centuriones de los oprimidos, manteniendo la dignidad de las tradiciones revolucionarias puertorriqueñas.

Hay una lección clara que podemos utilizar para la lucha actual al entender los puntos clave de la historia del Partido Nacionalista. El logro de nuestra la liberación no será posible sin el desarrollo de la sofisticación política y la estructura organizativa.

No podemos desafiar con éxito a un enemigo bien preparado y altamente organizado a menos que nos propongamos ser más hábiles que el colonizador en la aplicación de las técnicas de la política y la guerra. De ahí la necesidad de desarrollar un partido político revolucionario. Con esta acción honramos la obra y el legado del Dr. Pedro Albizu Campos y del PNPR.

La evolución de la lucha de liberación nacional puertorriqueña continúa hoy en día en las muchas luchas que existen en toda la patria y la diáspora. La valentía y el amor por el Puerto Rico demostrado por el Partido Nacionalista les han asegurado un lugar muy especial en la historia, así como en los archivos de todos los pueblos oprimidos y explotados. 

Que Viva Puerto Rico Libre!

On the 100th Anniversary of the Nationalist Party of Puerto Rico 

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En el 100 Aniversario del Partido Nacionalista de Puerto Rico – carlitoboricua

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By Carlos “Carlito” Rovira

As we commemorate the 100th anniversary of the Nationalist Party of Puerto Rico (NPPR), we also honor and salute these revolutionaries who have earned a special place in Puerto Rican history. What comes to mind are the many lessons gained applicable in the ongoing struggle for national liberation.

The fighting spirit of the Nationalist Party was rooted in long existing traditions of resistance. The countless bloody uprisings launched by the indigenous Taínos and enslaved Africans for nearly 400 years is what brought into being the existence and self-identity of the Puerto Rican nation. 

When Puerto Rico was militarily invaded and colonized on July 25, 1898, it was a pivotal moment for the United States to become a world imperialist power. Leading capitalist states raced against each other to obtain colonies through conquest. In the setting of the Spanish-American War, Cuba, the Philippines, Guam and Puerto Rico were conquered by the United States. 

A depiction of  the tyrant Theodore Roosevelt conquering the Caribbean.

Historical Roots of the Nationalist Party

In February 1902, the Unionist Party was formed by Luis Muñoz Rivera, Rosendo Matienzo Cintrón, Antonio R. Barceló, José de Diego, Juan Vías Ochoteco and others. At first, the Unionist Party called for independence but gradually dwindled politically to a diluted version of “autonomy”

The Unionist Party attempted to appease the occupying-colonizing authorities using opportunist logic that ultimately meant repudiating independence. Washington officials were delighted to have a submissive perspective originating from Puerto Ricans themselves.  

However, the reaction to the ruthless avaricious practices of U.S. industrialists caused the ideals of independence to become widely accepted in various circles. Having the right to self-determination became a matter of urgency for all social classes in Puerto Rico.

As the U.S. tightened its grip with the 1917 Jones Act, the Unionist Party became increasingly conciliatory. The Jones Act included imposing U.S. citizenship on Puerto Ricans. Many in Puerto Rico opposed the new decree including Puerto Rico’s Legislative Assembly, which unanimously voted against this imposition.

  Colonial Oppression Breeds Struggle

The political turmoil ignited by new decrees coupled by a revolutionary momentum throughout the world, which included the Mexican Revolution of 1910-1920, and the 1917 Russian Socialist Revolution, gave context to the militancy that characterized the emergence of a new and powerful nationalist movement.

As the Unionist Party drifted further to the right, radical members chose to break away to form the Independence Association, a predecessor of the Nationalist Party, which was created on September 17, 1922.  

Unlike the Unionist Party, the Nationalist Party of Puerto Rico was firmly entrenched on its belief in independence and the unconditional withdrawal of the U.S. invaders. The NPPR was indisputably a revolutionary political party.  

At this time, the Nationalist Party possessed baggage originating from its past connections to the Unionist Party, as well as from lacking experience. On May 11, 1930, the election of Pedro Albizu Campos as president of the NPPR not only changed the organization it ushered in a never-before-seen style of leadership.

Campos’ oratory skills combined with his knowledge of world history and politics generated widespread enthusiasm which earned him the nickname “El Maestro” (The Teacher). He was highly respected by the poorest layers of the population to the extent that they often addressed him as “Don Pedro”, a salutation of respect in Latino culture. 

Political Influences of the Irish & Indian Struggles

The NPPR’s internationalist perspective for the most part came about through Campos’ introduction to revolutionary politics while a student at Harvard University. Don Pedro was deeply involved in support work for the Irish Republican and Indian independence movements, which were both waging battles against British colonialism.

The Irish people were at the threshold of winning their independence from the British colonizers. As a result, Campos’ well-established friendship with the Irish socialist revolutionary leader James Connolly and other representatives of Sein Fein, his sense for revolutionary politics flourished. 

James Connolly

Campos’ close contact with Irish patriots, along with his military experience as a U.S. Army officer in World War I, allowed him to develop an appreciation for the importance of revolutionary movements having organizational sophistication.  

Campos’ Inspiring Militancy is Recognized

Dr. Pedro Albizu Campos came to prominence in 1925 at a public rally held in San Juan. Colonial decree required displaying the American flag. To stay within the bounds of legality, organizers decorated the railing around the stage with small U.S. flags.

As Don Pedro stepped to the podium, he calmly removed the U.S. flags, one by one, and tucked them into his pocket. He began his speech by saying “American flag, I will not salute you, if you symbolize a free and sovereign nation, in Puerto Rico you represent piracy and pillage.”

Dr. Pedro Albizu Campos

Dr. Pedro Albizu Campos’ bold act shocked many in Puerto Rico and put into question the lack of militant energy in the Party’s leadership. The courage and charisma Campos demonstrated at this event is likely what propelled his ascendancy to the leadership.

Nationalist Party Transformed

Soon after Campos took his NPPR leadership post, on May 11, 1930, he worked diligently to transform the Party into a disciplined, tight-knitted fighting organization. The Nationalist leader understood that challenging a well-organized foe required developing an equally powerful counter force.

Dr. Pedro Albizu Campos in his office at Nationalist Party headquarters, San Juan.

Women of the Nationalist Party

Don Pedro was aware of the potential hinderance that backward traditions had on building a strong movement. He observed how the revolutionary leadership potential of women was kept stifled by the chauvinistic male dominance within the NPPR.

In the Puerto Rican Island municipality of Vieques, Campos played a direct role in the creation of the first women’s committee of the Nationalist Party, called “Nurses of the Republic”. 

This development inspired many women to join the Nationalist Party. It also compelled the men to question traits of their behavior in the context of certain backward traditions. Moreover, the new role of women in the NPPR revealed the benefits gender equality would have for the independence cause.

Women warriors now had the freedom to exert themselves politically. Powerful women like Blanca Canales, Leonides Diaz, Carmen Maria Perez, Isabel Rosado Morales, Doris Torresola Roura, Olga Isabel Viscal Garriga, Lolita Lebron and so many others joined in this fight. In many instances, Nationalist Party women shattered misogynistic myths while exceeding the actions of their male counterparts, especially under the most severe circumstances.

From left to right: Nationalists Carmen María Pérez Gonzalez, Olga Viscal Garriga and Ruth Mary Reynolds.
Nationalist women were also rounded up and arrested following the 1950 revolt.
Shortly after release from prison, from left to right: Nationalists Juanita Ojeda Delgado,
Blanca Canales Torresola, Isabel Rosado Morales & Carmen Perez Gonzalez.

The Right to Use Armed Force

Fundamental to NPPR’s conviction under Campos’ leadership was having an organized, disciplined structure constituting a people’s army in preparation for battle. Raimundo Díaz Pacheco was entrusted with the task of leading the Cadets of the Republicmodelled after the Irish Citizen’s Army (ICA), organized by James Connolly.

The Cadets of the Republic were the armed component of the Nationalist Party of Puerto Rico

  

Shortly after Don Pedro became president the Party’s political views on how to achieve independence became sharper. No longer would the NPPR participate in phony elections that were unquestionably controlled by the U.S. colonizers.

The Party’s openness of upholding the right to armed force to achieve independence caught the attention of aggressive and vindictive government officials.  

Repression vs National Dignity

Don Pedro and the most committed cadres were frequently targets of persecution by the Federal Bureau of Investigation (FBI). Being affiliated in any way with the Nationalist Party meant risking arrest, imprisonment, or death.  

On October 24, 1935, in what is known as the Rio Piedras Massacre, colonial police opened fire, killing four Nationalist Party students and one bystander at the University of Puerto Rico (UPR). The supposed “crime” of these youths was raising the Puerto Rican flag and making pro-independence speeches on campus grounds.

In retaliation for the deaths of the UPR students, on February 23, 1936, two members of the Cadets of the Republic, Hiram Rosado and Elias Beauchamp fired guns at a public gathering to assassinate the colonial governor, U.S. General Blatant Winship. Instead, the bullets struck the police chief, Colonel Francis Riggs. Both Rosado and Beauchamp were beaten and murdered at the police station.

Nationalist Cadets Hiram Rosado and Elias Beauchamp carried out revolutionary justice.

But scrutiny on the Nationalist Party reached new heights during the 1936 Sugar Cane Worker’s strike. It was one of the most significant labor struggles in Puerto Rican history. Thanks to support and political leadership provided by the Nationalist Party labor unions throughout Puerto Rico came out in solidarity for the sugar cane cutters. This powerful labor struggle for higher wages ended in victory. As a result, Puerto Rico’s labor movement felt empowered.

Dr. Pedro Albizu Campos addressing striking sugarcane workers.

Having their steady flow of profits disrupted and fearing the strength of the workers movement, U.S. capitalist investors became feverishly furious at Dr. Pedro Albizu Campos. Colonial officials found themselves compelled to step up their efforts to repress the Nationalist Party.

The Ponce Massacre, March 21, 1937

A few months later, Dr. Pedro Albizu Campos and other leading Nationalist figures like Juan Antonio Corretjer were accused of “seditious conspiracy to overthrow the U.S. government”. Campos was sentenced to 10 years in prison along with many outspoken NPPR cadres.

Juan Antonio Corretjer in custody.

On Palm Sunday, March 21, 1937, the NPPR in the municipality of Ponce called for a peaceful procession to commemorate the March 22, 1873, abolition of African chattel slavery in Puerto Rico and to demand the release prison of Dr. Pedro Albizu Campos.

Colonial authorities made many attempts to pressure the cancelation of the NPPR event, including using intimidating gangster tactics. But the patriots remained firm on the belief that they had every moral right to do as they wished in their homeland. 

As the gathering of participants grew larger, the police sealed off the area. Under the direction of U.S.-appointed Governor General Blanton C. Winship, the police prepared for a bloody onslaught.

The demonstration began with the crowd singing the original revolutionary version of the Puerto Rican National Anthem, La Borinqueña. Once the procession began to move the police did the unimaginable – they opened fire using tear-gas bombs, carbine rifles and Thompson sub-machine guns.  

When the carnage was over, 19 Nationalists and 2 police officers were killed along with 200 wounded. Nearly all the men, women and children struck by the hail of bullets were shot in the back, indicating that they were attempting to flee the police onslaught.  

This tragic event became known as the Ponce Massacre. News of this injustice immediately traveled throughout Puerto Rico, as many stood in disbelief from the shock of U.S. colonialism’s cruelty.    

Martyrs of the Ponce Massacre.

In the period following the Ponce Massacre, the entire globe was consumed by the horrific events of World War II. Puerto Rico became a garrison for the U.S. military overlooking Latin America while the Puerto Rican Island of Vieques was turned into a target practice range for U.S. and other Allied naval warships.  

The “Gag Law”

In the years following, by the late 1940’s, FBI Director J. Edgar Hoover was mandated to escalate the heinous act of U.S. colonialism in Puerto Rico. The goal of this operation was to destabilize and destroy the Nationalist Party.  

In November 1948, Law 53 of 1948, better known as the “Gag Law” was instituted by the U.S. installed colonial government. It was the most draconian decree in Puerto Rico’s history which aimed to wipe out the aspiration for independence.  

The Gag Law made the Puerto Rican flag contraband. The mention of independence in literature, musical lyrics and public speech became illegal. Pro-independence meetings and demonstrations were outlawed. The intention was to suppress any hope of independence for the Puerto Rican people.

Nationalist intelligence operatives close to government officials discovered a secret government plan to obliterate the independence movement. The NPPR leadership decided to “strike the first blow” in order to widely expose the real nature of the U.S. presence in Puerto Rico.

1950 Nationalist Revolt – The Jayuya Uprising

On the morning of October 30, 1950, a young woman named Blanca Canales led a Nationalists uprising and seized control of the city of Jayuya. After an ensuing gun battle between colonial police and Nationalists. These freedom fighters were able to seize control of the police station. Blanca Canales then gave the command to burn down the despised building.

Violent clashes between police and nationalists also occurred in Utuado, Ponce, Mayagüez, Arecibo, Naranjito, Ciales, Peñuelas and other municipalities.

In San Juan, the police attacked the Nationalist Party headquarters. Dr. Pedro Albizu Campos, Isabel Rosado and others undertook an armed battle until they were overwhelmed by tear gas.

To bring about world attention to the repression unleashed by the U.S. colonizers on November 1, 1950, Nationalists Oscar Collazo and Griselio Torresola attempted the assassination of President Harry Truman at the Blair House in Washington, DC.

Nationalists Griselio Torresola and Oscar Collazo

For the same reason, on March 1, 1954, Nationalists Lolita Lebron, Rafael Cancel Miranda, Irvin Flores, and Andres Figueroa Cordero staged an armed attack on the House of Representatives in the U.S. Capitol.

From L to R: Nationalists Rafael Cancel Miranda, Irvin Flores, Lolita Lebron & Andres Figueroa Cordero.

The repression witnessed in Puerto Rico during this period was tantamount to the most murderous regimes in Latin American history. The colonial Police acted with impunity, gunning down individuals deemed suspected “terrorists” or armed Nationalists. It took unimaginable courage and uncompromising love for the homeland to endure the constant threat that came with being a Nationalist.

Entire families were deemed suspect of sympathizing with independence.
Young men were routinely rounded up for questioning and/or arrest.

During this period of repression and vicious persecution of the Nationalist Party, U.S. rulers sought new and deceitful ways to disguise the criminal U.S. presence in Puerto Rico.

In 1949, the first elections for governor were held with U.S. approved Puerto Ricans serving as candidates. However, to this day, the U.S. government reserves the “legal” right to annul the outcome of elections in Puerto Rico.

Due to the rebelliousness demonstrated by Puerto Ricans since the start of the U.S. colonization, in 1957, Law 53 of 1948 (Gag Law) was eliminated and the ban on the Puerto Rican flag was also lifted. In addition, advocating for independence was no longer illegal.

The previous intense years of repression caused a dormant period of political activity within the Nationalist Party, between the mid 1950’s-1960’s. This setting was accompanied with hypocritical overtures by politicians who falsely claimed that Puerto Rico was a “showcase of democracy”.

Nothing was more absurd and further from the truth. Many NPPR members remained incarcerated as Dr. Pedro Albizu Campos was subjected to radiation torture while in captivity.

Lessons drawn from the Nationalist experience

Despite difficulties and horrors, the gallant men and women of the NPPR knew precisely what the reprisals would be at the hands of the colonizers. The sacrifices made by these freedom fighters were not in vain. They fought gallantly as centurions of the oppressed, maintaining the dignity of Puerto Rican revolutionary traditions.

There is an obtainable lesson that we can utilize for the ongoing struggle by understanding key points in Nationalist Party history. Achieving our national liberation will not be possible without the development of political sophistication and organizational structure.

We cannot successfully challenge a well-prepared and highly organized enemy unless we aim to be better skilled than the colonizer in applying the techniques of politics and warfare. Hence, the necessity for the development of a revolutionary political party. By taking this action is when we truly honor the work and legacy of Dr. Pedro Albizu Campos.

The evolution of the Puerto Rican national liberation struggle continues today in many forms throughout the homeland and diaspora. The bravery and love for Puerto Rico demonstrated by the Nationalist Party has secured for them a very special place in history, as well as in the archives of all oppressed and exploited people.

QUE VIVA PUERTO RICO LIBRE!