Vladimir Ilyich Ulyanov, “Lenin”, 22 de abril 1870-21 de enero, 1924

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By Carlos “Carlito” Rovira

V.I. Lenin nació el 22 de abril de 1870. Fue el líder de la Revolución Socialista Rusa de octubre de 1917, uno de los acontecimientos más monumentales del siglo XX. El levantamiento militante del pueblo ruso en esta ocasión provocó una conmoción en todo el mundo. Los tiranos, los colonizadores, los explotadores y los opresores quedaron incrédulos.

Lenin era un firme creyente en el Marxismo. Se dispuso a aplicar los principios de esta doctrina a la realidad socioeconómica y política de Rusia.

Lenin creía que derrocar a la clase dominante en ese vasto país semifeudal serviría para acelerar la caída de todo el sistema capitalista-imperialista, haciendo posible facilitar la revolución socialista en todo el mundo. Fue esta motivación la que lo llevó a encabezar la creación de la fuerza revolucionaria más sofisticada de la historia, un partido bolchevique.

An artist’s depiction of the Russian Revolution’s storming of Winter Palace in 1917.

Y teniendo a su alrededor algunas de las mejores mentes de Rusia, como fundador del Ejército Rojo y genio militar de la revolución León Trotsky, Lenin pudo inspirar al pueblo ruso a derrotar una contrarrevolución y repeler a 14 ejércitos invasores imperialistas, incluido el de Estados Unidos.

El liderazgo de Lenin inspiró a cientos de millones de personas oprimidas y explotadas en todos los continentes. La Revolución Rusa bajo el liderazgo de Lenin tuvo un impacto en las revoluciones china, vietnamita, coreana y cubana, así como en muchos movimientos progresistas de todo el mundo.

Como resultado de su influyente y estratégica dirección, el leninismo se convirtió en un principio rector entre líderes revolucionarios como Amilcar Cabral, Celia Sanchez, Ho Chi Minh, Claudia Jones, Fidel Castro Ruz, Madame Nguyễn Thị Định, Ernesto Che Guevara, Nguyễn Thị Bình, Amilcar Cabral, Mao Zedong, Steve Biko, y otras figuras históricas internacionales.

Una hermosa pintura que representa a Lenin dirigiéndose a los sovieticos de trabajadores.

Además, renombrados activistas puertorriqueños como Juana Colón y el nacionalista Juan Antonio Corretjer, líderes afroamericanos como Cyril Briggs, W.E.B. Dubois, Harry Haywood, Paul Robeson y otros, se vieron influenciados por lo que Lenin representaba políticamente: la necesidad de llevar a cabo el socialismo.

La destreza táctica de Lenin sigue siendo venerada por los revolucionarios de África, Asia y América Latina.

En los años 60-70, tanto las Panteras Negras como el Partido Young Lords, integrado por puertorriqueños de Estados Unidos, leían los escritos de Lenin como parte de sus clases obligatorias de educación política. Su plan de estudios incluía “El imperialismo, fase superior del capitalismo” y “Estado y revolución” de Lenin.

Después de un siglo desde la muerte de este líder bolchevique, su legado sigue siendo una amenaza para el sistema capitalista. La persona de Lenin sigue siendo vilipendiada por historiadores, educadores, medios de comunicación e instituciones religiosas burguesas.

A pesar de los intentos de trivializar y distorsionar sus enseñanzas, Lenin fue firmemente coherente en su creencia de que el sufrimiento humano sólo podría terminar negando a la clase multimillonaria su “derecho” al poder político, es decir, mediante la eliminación del sistema capitalista por parte del pueblo trabajador.

Lenin de pie con otros bolcheviques unos días después de la toma del poder.

Dada la situación actual en Estados Unidos, incluida la devastación de la pandemia de Covid-19, las lecciones extraídas del liderazgo y las enseñanzas de Lenin siguen siendo aplicables a la realidad del mundo actual.

Uno de los principios más fundamentales de Lenin era la necesidad de que la clase obrera creara su propio sistema político y organizativo. Hoy en día, sus puntos de vista sobre el Estado son los más atacados por los enemigos del socialismo, incluso por aquellos que dicen ser “socialistas” pero que son insidiosamente hostiles a sus enseñanzas.

Muestro con orgullo mi retrato de Lenin. 24″ X 30″, pintura acrílica sobre lienzo. Completado en marzo de 2022.

Lenin fue severo con la eliminación de la policía, los tribunales, las prisiones y el ejército bajo el dominio capitalista, debido al inherente desprecio por estas instituciones a la clase obrera y los oprimidos.

Además, con la premisa de que el mundo se compone de muchas naciones, es por lo que Lenin fue inflexible e intransigente sobre el respeto al derecho de autodeterminación de las entidades nacionales oprimidas.

Lenin habló a menudo sobre el racismo en Estados Unidos, específicamente, sobre la difícil situación de las masas afroamericanas y su lucha contra la discriminación racista y todas las formas de agresión, especialmente el atroz acto de linchamiento a negros. Comprendió cómo el trabajo esclavizado de los negros servía de impulso al poderío económico del imperialismo estadounidense.

Además, Lenin criticó a Estados Unidos por lanzar la Guerra Hispanoamericana de 1898, en la que Guam, Filipinas, Cuba y Puerto Rico fueron invadidos y colonizados militarmente por Estados Unidos. Caracterizó ese acontecimiento como “la primera guerra imperialista”.

Lo que V.I. Lenin demostró con su carácter y su genio fue el poder que poseen los luchadores por la libertad al tener una visión de un mundo futuro mejor. Sus enseñanzas, sin duda, seguirán influyendo en las luchas de la clase obrera y en los movimientos de liberación nacional hasta que se logre finalmente la emancipación de la humanidad.

 ¡VIVA EL LEGADO DE V.I. LENIN!

Los “Young Lords”, Pa’lante: Lecciones de Lucha

El autor es miembro original de los Young Lords de Nueva York.

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Por Carlos “Carlito” Rovira

A fines de la década de 1960 y principios de los 1970, los titulares de las noticias se centraron en un grupo de jóvenes puertorriqueños en la ciudad de Nueva York que utilizaron tácticas atrevidas y formas inusuales de protesta contra la opresión racista. Estos jóvenes rebeldes y militantes se hacían llamar los Young Lords.

Sus ejemplos, y el movimiento de masas del que surgieron, continúan inspirando a los jóvenes, especialmente hoy en día, cuando vemos una mayor prueba de que la única solución a la opresión es la organización y la lucha.

Los Young Lords se desarrollaron en Chicago durante la década de 1950. Estaban compuestos por estudiantes desempleados y jóvenes de la clase trabajadora, que se encontraban entre muchas organizaciones de jóvenes de la calle atacadas por la policía y demonizadas como “pandillas” por los medios de comunicación capitalista. Su fundador y líder fue el fallecido José “Cha-Cha” Jiménez.

José Cha-Cha Jiménez, fundador y líder de Young Lords.

Estos jóvenes provenían de familias que se vieron obligadas a abandonar Puerto Rico entre las décadas de 1940 y 1960 como resultado de las dificultades económicas provocadas por el colonialismo estadounidense. Continuaron experimentando la opresión, pero bajo nuevas circunstancias sociales, ya que se convirtieron en víctimas de la explotación extrema en las fábricas, dueños codiciosos de vivienda en los barrios marginados, la brutalidad policial y la crueldad de las pandillas blancas racistas.

La migración puertorriqueña ocurrió durante los mismos años que surgió el movimiento de derechos civiles en los EEUU. Los inmigrantes puertorriqueños recién llegados se vieron impactados por los afroamericanos que también experimentó la naturaleza vil del racismo en este país desde la esclavitud. En muchos casos, los puertorriqueños se identificaron con las demandas del movimiento de Poder Negro (Black Power).

En 1966, se formó el Partido Pantera Negra (Black Panther Party, BPP). El líder de las panteras en Chicago, Fred Hampton, buscó politizar las organizaciones callejeras, particularmente la juventud puertorriqueña. Los esfuerzos del BPP tuvieron éxito cuando, en 1968, bajo el liderazgo de José Cha-Cha Jiménez, los Young Lords se convirtieron en una entidad política revolucionaria; luego se convirtieron en parte de una alianza fraternal conocida como la Alianza Arco Iris (Rainbow Coalition, sin relación con la posterior Coalición Rainbow/PUSH de Jessie Jackson), que también incluía a los Brown Berets, I Wor Kuen, Young Patriots y BPP.

Fred Hampton con líderes de la Rainbow Coalition. Young Lords: Jose Cha-Cha Jimenez, 2da a la derecha,
Pablo “Yoruba” Guzman 2da. A la izquierda

Los Young Lords en Nueva York

El 26 de julio de 1969, los Young Lords hicieron su debut en la ciudad de Nueva York en la celebración del décimo aniversario de la Revolución Cubana celebrada en Tompkins Square Park en el Lower East Side (“Loisaida”). Los Young Lords admiraron y apoyaron la Revolución Cubana, encabezada por Fidel Castro Ruz, Camilo Cienfuego, Celia Sanchez, Vilma Espin, Ernesto Che Guevara y Raul Castro. Dos meses después, los Young Lords abrieron una oficina en Madison Avenue en East Harlem, la comunidad Boricua conocida como “El Barrio”.

Durante muchos años, las personas negras y latinas se quejaron de la doble moral del Departamento de Manejo de Desperdicios Sólidos de Nueva York en la recolección de basura. Las áreas blancas y prósperas recibieron servicios adecuados con recogidas regulares de basura, mientras que los vecindarios negros y puertorriqueños quedaron en condiciones insalubres.

En el verano de 1969, los Young Lords de Nueva York comenzaron a barrer las calles y a acumular grandes montones de basura que molestaban a la comunidad de East Harlem. Mucha gente se preguntaba qué estaban haciendo los jóvenes, aparentemente “buenos samaritanos”. Pero el misterio no duró mucho.

En agosto de 1969, los Young Lords utilizaron la basura que habían recolectado como medio para ejecutar una ofensiva política con tácticas militares. Toneladas de basura fueron arrojadas e incendiadas en las principales arterias de Manhattan para interrumpir el tráfico, incluso en la próspera Quinta Avenida. El YLP exigió el fin de las políticas municipales racistas de la ciudad de Nueva York sobre el manejo de desperdicios sólidos. En los barrios donde se lanzó la “ofensiva de la basura”, los Young Lords galvanizaron el apoyo de la comunidad; muchos se unieron a la organización.

Los ataques de los medios de comunicación a; YLP solo trabajaron a su favor. En cuestión de meses, aparecieron capítulos del YLP en Filadelfia, Bridgeport, Jersey City, Boston y Milwaukee, ciudades con concentraciones notables de puertorriqueños. Aunque compuesta principalmente por puertorriqueños, la organización también permitió que miembros de otras nacionalidades oprimidas se unieran.

El YLP tenía una estructura de tipo militar con un proceso de reclutamiento y reglas de disciplina que se aplicaban estrictamente. El YLP creía que para derrotar a un enemigo política y militarmente sofisticado, las personas oprimidas tenían que prepararse para su liberación desarrollando una mayor sofisticación.

El Partido Young Lords funcionó con una disciplina tipo militar.

En los años posteriores a la Ofensiva Basura, los Young Lords participaron en numerosas campañas que involucraron acciones audaces y llamaron la atención. Un ejemplo fue la toma física de la Primera Iglesia Metodista Hispana en la Calle 111 en El Barrio. Los Young Lords habían suplicado repetidamente a los feligreses por espacio para alimentar a los niños hambrientos, pero fue en vano. Esta iglesia estuvo cerrada durante toda la semana y solo abrió durante unas pocas horas para el culto de una congregación que en su mayoría vivía fuera de la ciudad.

Respaldados por el sentimiento de la comunidad, los Young Lords ingresaron a la iglesia durante un culto dominical y expulsaron a la congregación. Usando la iglesia como base, los Young Lords operaron un servicio gratuito de cuidado de niños, un programa de desayuno y una clínica legal. También se brindaron servicios médicos.

Las enfermedades y la atención médica deficiente han sido durante mucho tiempo un problema en la comunidad puertorriqueña. Otras acciones tomadas por el YLP incluyeron la incautación de un camión de prueba de tuberculosis sin usar, equipado con tecnología de rayos X. Después de que se incautó el camión, la ciudad se vio obligada a proporcionar técnicos para hacer funcionar la máquina. Luego, el camión fue llevado a East Harlem, donde muchas personas fueron examinadas para detectar la enfermedad pulmonar.

Los Young Lords exigieron que el Hospital Lincoln, que servía a la gente del sur del Bronx, ampliara sus servicios. Debido a que esta instalación se originó a mediados de 1800 – cuando trataba incluso a los esclavos fugitivos del Sur – sus instalaciones estaban obsoletas y no satisfacían las necesidades actuales de la gente. Una plaga de ratas y cucarachas en el hospital exacerbó aún más las deplorables condiciones.

En las primeras horas de la mañana del 14 de julio de 1970, unos 100 miembros del YLP tomaron audazmente el control del Hospital Lincoln. Durante 12 horas, los Young Lords y los profesionales médicos progresistas del Movimiento de Unidad Revolucionaria de la Salud brindaron servicios médicos gratuitos a la gente de la comunidad. El moderno Lincoln Hospital de hoy, con sus nuevas instalaciones, es el resultado de una lucha comunitaria en la que los Young Lords estuvieron a la cabeza.

Los Young Lords realizaron muchas manifestaciones que condujeron a la ocupación del Hospital Lincoln.

La Organización Revolucionaria de Trabajadores Puertorriqueñ@

En el verano de 1972, el YLP celebró su Primer Congreso del Partido (y el último) en la ciudad de Nueva York. El evento destacó una nueva energía y dirección para la organización. En ese momento, la membresía votó para cambiar el nombre de Young Lords Party a Organización Revolucionaria de Trabajadores de Puerto Rico (PRRWO). Además, los cambios solidificaron el marxismo-leninismo como premisa ideológica y política de la entidad.

Independientemente de cómo se pueda ver esta etapa en el desarrollo de la organización, muchas cosas demostraron ser ciertas años después: El YLP/PRRWO estaba pasando por un proceso de deterioro que sus miembros no veían. Los intentos de rejuvenecer su existencia con una nueva línea de marcha en el Congreso de 1972 llegaron un poco tarde. Tomar una decisión errónea de establecer capítulos en Puerto Rico, perdiendo su base de apoyo masivo en la comunidad en la diáspora, agravada por las hostilidades internas instigadas por las actividades de COINTELPRO, finalmente selló la muerte de la otrora poderosa organización.

El Frente Unido

Una de las áreas de trabajo de Young Lords/PRRWO de las que menos se habló fue la relación de colaboración que tenía con otras organizaciones que también forman parte del movimiento de liberación nacional de Puerto Rico en los Estados Unidos. Estas organizaciones fueron el Partido Socialista Puertorriqueño (PSP), El Comité-MINP, Resistencia Puertorriqueña, el Sindicato de Estudiantes Puertorriqueños (PRSU) y los Young Lords.

Gran parte del trabajo colaborativo que estos grupos realizaron en conjunto se centró en temas candentes en Puerto Rico, como la lucha para poner fin a los bombardeos de práctica del ejército de los EE. UU. en la isla de Culebra. Otro de los temas que impulsó el trabajo conjunto fue el reclamo por la liberación de los presos políticos puertorriqueños, como Carlos Feliciano, Edwardo “Pancho” Cruz y los 5 Nacionalistas Puertorriqueños.

Otras acciones en las que se comprometió El Frente Unido fueron las manifestaciones de protesta contra las injusticias cometidas contra los puertorriqueños y oponerse a la guerra de Estados Unidos en Vietnam. De hecho, se cometieron graves errores de naturaleza sectaria que finalmente hicieron que la coalición fuera vulnerable a las tácticas de divide y vencerás de la Operación COINTELPRO. Sin embargo, los intentos de El Frente Unido dotaron a la lucha puertorriqueña de una rica experiencia en beneficio de la lucha de largo alcance por la liberación nacional.

La segunda ocupación de la Iglesia del Pueblo

Al final del año 1970, el miembro de YLP Julio Roldan, quien había sido arrestado en una manifestación en el Bronx y estaba pendiente de procesamiento, fue encontrado ahorcado en su celda en la prisión “Las Tumbas” en el bajo Manhattan. Durante esa época, muchos prisioneros fueron encontrados misteriosamente muertos en sus celdas, pero los funcionarios de la prisión siempre los etiquetaron como “suicidas”.

Los Young Lords respondieron a la muerte de Roldan con militancia, acusando al estado de asesinato. Después de una procesión con el ataúd de Roldán por el este de Harlem, el YLP regresó a la Primera Iglesia Metodista Hispana, que habían incautado un año antes, pero esta vez llegaron armados con escopetas y armas automáticas. Exigieron una investigación sobre la muerte de Roldán. El apoyo profundamente arraigado de la comunidad a los Young Lords evitó un tiroteo, ya que los funcionarios del gobierno sabían que habría enormes consecuencias políticas si iniciaban un ataque policial. Los Young Lords ocuparon la iglesia durante tres meses.

Los Young Lords respondieron con las armas a la muerte de Julio Roldán.

Hay muchos ejemplos de heroísmo entre estos jóvenes revolucionarios, no solo en Nueva York o Chicago, sino también en capítulos formados en otras ciudades donde el pueblo puertorriqueño se levantó en lucha.

De la organización al Partido

En consecuencia, las diferencias internas que se agudizaron durante un tiempo entre los liderazgos de Nueva York y Chicago terminaron en una desafortunada división organizacional a mediados de 1970. La falta de experiencia política y madurez necesarias para hacer frente a esas dinámicas, sumada a factores que resultaron en una separación.

Fue mi observación personal como miembro de los Young Lords durante este momento crítico lo que me lleva a concluir hoy que las diferencias entre Chicago y Nueva York no ameritaban una ruptura. La decisión de dividirse fue iniciada exclusivamente por el Comité Central de Nueva York y no contó con ninguna aportación de los miembros de base. Lo que revela la falta de proceso son motivos cuestionables de ciertos líderes del YLP.

Las diferencias entre los Young Lords de Chicago y Nueva York no fueron lo suficientemente importantes como para provocar una división. Con un poco de esfuerzo la disputa podría haberse resuelto sin apresurarse a disolver la adhesión a la estructura organizacional bajo el liderazgo de José “Cha-Cha” Jiménez. Lo que viene a la mente al recordar estos hechos son patrones habituales que llevaron al despido total de la democracia en la organización, así como las tácticas de dividir y conquistar de COINTELPRO.

La ideología del YLP

El YLP elaboró ​​un Programa de 13 Puntos que esbozaba los objetivos políticos del grupo. Incluyó la independencia de Puerto Rico, así como la liberación de todos los latinos y otras personas oprimidas, como los palestinos. Los Young Lords defendieron la lucha contra la opresión de las mujeres y finalmente expresaron su apoyo a los derechos de las personas LGBTQ.

Estos jóvenes revolucionarios creían que el poder del pueblo acabaría superando al poder de los opresores. Con ese espíritu, el YLP creía en el derecho a la autodefensa armada. Esto se hizo evidente en las acciones que tomaron mientras patrullaban las calles en las áreas que organizaron. Cada vez que los Young Lords veían a la policía arrestar a los residentes de la comunidad, intervenían para confrontar a los policías racistas y, a menudo, liberaban a los prisioneros.

Las Mujeres de los Young Lords

Al igual como todos los movimientos de importancia, fueron las mujeres de los Young Lords las que sirvieron como la columna vertebral política y el espíritu de la organización. En el apogeo del desarrollo del YLP, las mujeres constituían al menos el 40 por ciento de los miembros de la organización. Su nobleza y valiente liderazgo entre las filas fue más que ejemplar.

Sin embargo, el respeto y la aceptación de sus roles como líderes encontraron resistencia y obstáculos, a menudo arraigados en las tradiciones opresivas del dominio masculino. Pero las hermanas se mantuvieron firmes y formaron el Colectivo de Mujeres, un vehículo organizativo interno para permitir lanzar la necesaria lucha contra el sexismo dentro del YLP.

Sin embargo, a pesar de muchas batallas internas, estas hermanas utilizaron la persuasión de la política y la educación para sacar adelante a toda la entidad. Tenemos una deuda de profunda gratitud con todas estas mujeres.

Como resultado de su determinación y trabajo, numerosos grupos de mujeres de movimientos internacionales las reconocieron por sus aportes contra el capitalismo y sus múltiples formas de opresión.

Los Young Lords aspiraban al socialismo

Vergonzosamente, debido a que los Young Lords originales ya no existen, las interpretaciones diluidas, no revolucionarias y oportunistas de esa historia persisten hoy.

El YLP denunció abiertamente el sistema capitalista y llamó a una sociedad socialista; gravitaron cada vez más hacia los ideales del marxismo. La organización tenía estudio obligatorio de literatura marxista-revolucionaria, como el “Libro Rojo” de Mao Tse Tung, El Manifiesto Comunista de Marx y Engels, Los Condenados de la Tierra de Frantz Fanon, entre otras obras.

El revisionismo histórico actualmente describe a los Young Lords y otros grupos de primera línea de los años 60 y 70 como inofensivos para el sistema capitalista e irrelevantes para la lucha actual por el socialismo. En otras palabras, a pesar de las versiones históricas de los autores que buscan la aprobación de las editoriales de la corriente principal, los Young Lords fueron fundamentalmente revolucionarios que buscaron romper el orden social, económico y político actual.

Contenidos de este folleto disponibles en línea. Enlace debajo.

Independientemente de lo que se pueda argumentar, los Young Lords pidieron abiertamente la destrucción del capitalismo y el establecimiento del socialismo en los Estados Unidos. Esto queda indiscutiblemente claro en el “Programa y plataforma de 13 puntos” del YLP, así como en el folleto titulado “La ideología del partido Young Lords“.

Los Young Lords, como el Partido Pantera Negra, intentaron construir una organización altamente disciplinada. Entendieron que sin la sofisticación organizativa de un partido de vanguardia, la revolución es imposible. Es precisamente esta lección la que los revolucionarios de hoy deben adoptar y emular para realizar la futura victoria del socialismo.

¡VIVA EL EJEMPLO REVOLUCIONARIO DE LOS YOUNG LORDS!

Dr. Evelina Antonetty 1922-1984, “Hell Lady of the Bronx”

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“We will never stop struggling here in The Bronx, even though they’ve destroyed it around us. We would pitch tents if we had to rather than move from here. We would fightback, there is nothing we would not do. They will never take us away from here.” -Evelina Antonetty

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By Carlos “Carlito” Rovira

Born on September 19, 1922, in Selina, Puerto Rico, Evelina Antonetty became an exemplary community activist confronting oppression with resilience, courage, and defiance. She was unique by demonstrating the best of women throughout the history of the Puerto Rican diaspora.

Her militant disposition and charisma made Evelina Antonetty a household name in the Bronx, one of New York City’s boroughs historically with the largest number of Black and Latino residents.

No one can ever dispute that Antonetty’s life was centered around fighting for civil and human rights. She advocated for community control of schools, police, and all institutions. Her priority was fighting for the well-being and future of children.

Because Evelina’s vision involved the right to self-determination for her people, as a proud Boricua she defended the struggle for Puerto Rico’s independence. In that same vein, she was an anti-imperialist who adamantly opposed the criminal U.S. war in Vietnam which brought havoc to many Puerto Rican families who lost their sons as a consequence of military conscription.

Lolita Lebron and Evelina Antonetty

This warrior of the oppressed was called by various names of endearment in a community that loved and respected her. However, because Evelina’s unrelenting commitment to working-class people the racist New York Police Department (NYPD) described her as “Hell Lady of the Bronx”.

Evelina’s commitment to the struggle for justice and equality came about due to very good reasons her own personal experiences with the horrors of economic poverty and racist oppression. The events in Antonetty’s life reflected a colonial reality shared by millions of Puerto Rican immigrants during the 1950s-1960s.

Similarly to African Americans, in the New York City area alone Boricuas were then, like today, targets of job and housing discrimination, with high statistics of being beaten, incarcerated or killed by police. All of the above with the youth having an average 65 percent high school drop-out rate. It is no wonder why Evelina Antonetty was so passionate about the human right to an education.

Evelina Antonetty’s name is famous today because she was loved by the community she fought for.

When she was just 10 years old, Evelina’s mother, a single parent, was compelled by poverty desperation to send her to New York City to live with an aunt. Extreme economic hardship prevailed throughout Puerto Rico. The Great Depression was even harsher in the setting of U.S. colonial domination.

While living in El Barrio (East Harlem) during her teenage years Evelina developed a sense for community activism when she worked for the radical/socialist Congressman Vito Marcantonio. Evelina was also mentored by the Afro-Boricua author/poet and socialist labor leader Jesús Colón. She worked for Colón at the socialist influenced labor union District 65.

This is a canvas portrait I made in October 2022 to honor the legacy of Evelina Antonetty. It was given as
a gift to Evelina’s daughter, Anita Antonetty.

During the Civil Rights movement Evelina Antonetty played an important role as an unofficial representing link to the Puerto Rican community. She developed a good friendship with Dr. Martin Luther King, Jr., and earned the respect of other prominent Civil Rights leaders.

Evelina Antonetty was so in tune and willingly drawn by the events of the 1960’s-70’s mass upsurge that she was enthused by the Young Lords, with whom she became a very close ally. Antonetty uncompromisingly supported the Young Lords’ July 14, 1970, takeover of Lincoln Hospital, along with her contemporary and friend, Dr. Helen Rodriguez Trias. In some cases, Evelina personally mentored members of the Young Lords, specifically the women.

The most notable of her many accomplishments was based on children’s right to education. Antonetty was an organizer who is credited for the 1965 creation of United Bronx Parents. She is also known for her monumental achievement, the creation of the first bi-lingual public school in the United States. This was indeed a notable victory over white supremacy’s “English only” reactionary “norms.”

Evelina Antonetty with other members of United Bronx Parents.

Evelina is also remembered for being among the many militant community voices on the streets opposing the filming of the racist Hollywood movie titled “Fort Apache”, which depicted Black and Latino people with utmost disdain.

Evelina Antonetty’s name is famous today because she was adored by the Puerto Rican community of the Bronx and the diaspora everywhere for her militancy and vision of a better world. With the increasing hardships and intensity of oppression that exist today we should all emulate Evelina’s qualities to build a new people’s movement. Her examples continue to serve as pillars of Puerto Rican fighting traditions.

Long live the legacy of Evelina Antonetty!

¡Saludo a los mártires de la REVUELTA NACIONALISTA del 30 de octubre de 1950! 

For English version: https://carlitoboricua.blog/2016/10/30/remember-the-1950-jayuya-uprising/

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“La intervención militar es el acto más brutal y abusivo que se puede cometer contra una nación y un pueblo. Exigimos entonces, como lo hacemos hoy, la retirada de las fuerzas armadas de los Estados Unidos de Puerto Rico para poder abrazar la libertad que tuvimos demasiado brevemente en 1868.” –Dr. Pedro Albizu Campos

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Por Carlos “Carlito” Rovira

El 30 de octubre de 1950, tuvo lugar en el municipio de Jayuya un combate armado que se extendió por todo Puerto Rico. Se conoció como el Levantamiento de Jayuya. Es un evento en Puerto Rico que los historiadores burgueses y los apologistas del colonialismo estadounidense preferirían diluir o borrar por completo de la historia.

Hombres y mujeres decididos a lograr una república puertorriqueña independiente protagonizaron atrevidos enfrentamientos armados con policía colonial y la Guardia Nacional. La furia que siguió se debió a la política colonial estadounidense, que comenzó con la invasión militar de 1898. Antes de octubre de 1950, los colonizadores estadounidenses estaban poniendo en marcha un plan brutal para aplastar el movimiento independentista y todas las expresiones de anticolonialismo.  

La colonización de Puerto Rico estuvo motivada por los intereses económicos capitalistas de los bancos y corporaciones gigantes. Países como Gran Bretaña, Francia, Alemania, Italia, Bélgica, Japón y Estados Unidos se enzarzaron en una feroz competencia entre ellos para obtener colonias. Con la conquista de Filipinas, Guam, Cuba y Puerto Rico, Estados Unidos se convirtió en una potencia imperialista. Los gobernantes estadounidenses se imaginaban a sí mismos controlando el mundo, especialmente América Latina, donde habían definido sus intenciones de hacerlo suyo en la Doctrina Monroe de 1823.  

Sin embargo, esta tendencia histórica no pasó desapercibida. Millones de personas resistieron el ataque salvaje de este sistema, especialmente después de la Segunda Guerra Mundial y hasta bien entrada la década de 1960 y 1970 con el surgimiento de movimientos nacionalistas revolucionarios organizados en África, Asia y América Latina.  

Fue un período trascendental en la historia en el que los movimientos de liberación nacional se convirtieron en parte integral de la lucha de clases mundial, que llegó a su punto álgido en el apogeo de la llamada Guerra Fría. En los polos político-militares de este conflicto estaban Estados Unidos por un lado y la Unión Soviética por el otro.

Las más notables en esta agitación histórica fueron las revoluciones en Argelia (1954), Angola (1961), Bolivia (1952), Congo (1960), China (1949), República Dominicana (1965), Egipto (1952), Irak (1958), Vietnam (1945) y Cuba (1959), así como los inspiradores movimientos de liberación de Palestina, Sudáfrica e Irlanda del Norte. El imperialismo no previó la resistencia de sus víctimas empuñando las armas en su búsqueda de la libertad. El levantamiento de Jayuya ocurrió en el contexto de las circunstancias mundiales existentes.  

El levantamiento de Jayuya de 1950  

Bajo la conducción del Dr. Pedro Albizu Campos, el Partido Nacionalista de Puerto Rico proclamó el derecho inalienable del pueblo puertorriqueño a la independencia. Estos luchadores por la libertad se ganaron el respeto de múltiples sectores de la población.

Mi retrato del Dr. Pedro Albizu Campos, pintado en el año 2000.

El Partido Nacionalista también se hizo conocido por defender el derecho a utilizar cualquier medio necesario para lograr la liberación, incluido el uso de la fuerza armada. Esto los convirtió en el objetivo principal de las agencias represivas del colonialismo que buscaban destruir el movimiento independentista.  

Cuando la izquierda política en los Estados Unidos fue perseguida en las décadas de 1940 y 1950, como resultado de una cacería de brujas anticomunista encabezada por el notorio senador Joseph McCarthy, los puertorriqueños fueron testigos de una versión más dura de esa despreciable campaña. La gente en los EE. UU. apenas sabía que los nacionalistas eran sistemáticamente encarcelados y asesinados.  

Se crearon leyes para justificar el asesinato de nacionalistas a plena vista. La causa de la independencia fue criminalizada de plano. Tal fue la naturaleza de la Ley 53 de 1948, mejor conocida como Ley Mordaza; prohibió el Partido Nacionalista, prohibió la posesión y exhibición de la bandera puertorriqueña, prohibió las reuniones públicas, prohibió las críticas a la presencia estadounidense y la mención de la independencia en la literatura, las interpretaciones musicales y en todos los medios de comunicación. Esta ley viciosa tenía como objetivo destruir la identidad propia del pueblo puertorriqueño infundiendo miedo.  

Los medios de comunicación de EE. UU. solo contaron la narrativa falsa de los funcionarios de Washington que proyectaron el levantamiento como un “asunto interno entre los puertorriqueños”. Pero nada puede desestimar los fríos hechos que apuntan en sentido contrario: el supuesto “Gobierno de Puerto Rico” no nació por voluntad del pueblo, fue instalado por decreto colonial norteamericano. La ley federal exige que el presidente de los EE. UU. se haga cargo directamente de los asuntos allí en casos de emergencia. Además, el gobernador de Puerto Rico está obligado a informar y recibir instrucciones de la Casa Blanca.  

A principios de octubre de 1950, agentes de inteligencia del Partido Nacionalista obtuvieron información sobre un plan secreto del gobierno para eliminar el movimiento independentista. Las tácticas que se utilizarán en el ataque planificado implicaron atacar oficinas y casas de miembros del Partido Nacionalista. Con conocimiento del ataque inminente, la dirección del Partido optó por defender la dignidad nacional y su derecho a la autodefensa armada. Decidieron que lo mejor era tomar la iniciativa dando el primer golpe.  

En la mañana del 30 de octubre de 1950, una joven de nombre Blanca Canales encabezó un contingente armado de nacionalistas hacia Jayuya. Una vez arribados a la ciudad los patriotas lanzaron su ataque contra el cuartel de la policía. Luego, los nacionalistas rodearon la despreciada instalación y se produjo un tiroteo.  

Mi retrato en lienzo homenaje a Blanca Canales. 20″ X 24″, pintura acrílica sobre lienzo.

Los funcionarios civiles y policiales se sorprendieron por la inesperada tenacidad de los luchadores por la libertad. Se ordenó a la policía que se rindiera y saliera del edificio con las manos en alto. Tan pronto como los nacionalistas tomaron el control de la situación, Blanca Canales procedió a dar la orden de incendiar el edificio.  

Rodeados por multitudes de residentes, los valientes patriotas levantaron la proscrita bandera puertorriqueña. Con su arma en alto, Blanca Canales agitó a los espectadores al gritar las históricas palabras de la lucha: “¡QUE VIVA PUERTO RICO LIBRE!” Declaró desafiante la independencia de Puerto Rico.

Blanca Canales, sin miedo bajo custodia.

También se produjeron violentos enfrentamientos entre policías y nacionalistas en Utuado, Ponce, Mayagüez, Arecibo, Naranjito, Ciales, Peñuelas y otras localidades. En Arecibo se produjo un tiroteo en el sitio de la estación de policía en el que murieron varios nacionalistas. Entre los 12 patriotas heridos estaba el ex preso político Carlos Feliciano.  

Carlos Feliciano

En San Juan, la policía colonial y la Guardia Nacional atacaron la sede del Partido Nacionalista. El doctor Pedro Albizu Campos, Isabel Rosado y otros se dedicaron a defender su consultorio con las armas en la mano hasta que fueron abrumados en el tiroteo por los gases lacrimógenos.

La nacionalista Isabel Rosado.

Luego, Campos fue condenado a cadena perpetua. Pero el gobernador títere de Estados Unidos, Luis Muños Marín, convenientemente indultó a Campos unos meses antes de su muerte en 1965. Muchos activistas independentistas, incluidos expertos médicos, sostienen que el deterioro físico de Campos se debió a la tortura con experimentos secretos de radiación.  

El Dr. Pedro Albizu Campos realizó después de ser abrumado por gases lacrimógenos en un tiroteo con la policía.

Se desplegaron aviones militares para bombardear Jayuya en el que se destruyó el 70 por ciento del municipio. La Guardia Nacional inmediatamente presionó para reprimir el levantamiento y recuperar el control de la ciudad. Se impusieron nuevas medidas represivas en todo el país, incluida la ley marcial.  

La represión vino con la toma de la Guardia Nacional del municipio de Jayuya.
Los nacionalistas fueron tratados sin piedad por las fuerzas armadas del colonialismo.
Las mujeres del Partido Nacionalista lucharon junto a sus homólogos masculinos con valor.

Un apagón de noticias mantuvo los eventos de la rebelión fuera de los principales medios de comunicación para evitar la condena del colonialismo en el tribunal de la opinión pública. Para garantizar el silenciamiento de las voces de la lucha emergente, los funcionarios estadounidenses intensificaron sus esfuerzos para tergiversar los hechos. Cuando los medios de comunicación preguntaron sobre la rebelión, el presidente Harry Truman proyectó falsamente que el conflicto era entre puertorriqueños.  

El 1 de noviembre de 1950, los miembros del Partido Nacionalista Oscar Collazo y Griselio Torresola fueron a Blair House en Washington, D.C. para asesinar al presidente Harry Truman. Su propósito previsto era contrarrestar las mentiras de Washington sobre el conflicto ante el mundo. Torresola murió y Collazo resultó gravemente herido en un tiroteo con los guardaespaldas de la Policía Capital y el Servicio Secreto de Truman. Pero el valiente acto de los dos mártires trajo a la luz lo que estaba ocurriendo en Puerto Rico.  

Los Nacionalistas Oscar Collazo y Griselio Torresola

El significado de la revuelta nacionalista  

Mientras los puertorriqueños se rebelaban con las armas en la mano, continuaban las luchas anticoloniales en África, Asia, el Caribe y América Latina. El Levantamiento de Jayuya en Puerto Rico fue parte de esa resistencia global de pueblos oprimidos y explotados.

Aunque los esfuerzos del Partido Nacionalista no lograron expulsar el colonialismo, se logró una victoria política. Este episodio demostró que los colonizadores obligarían a la gente a rebelarse. Por grande que sea el alcance represivo, nunca podrá borrar de la mente de los pueblos colonizados el orgullo de su identidad nacional y sus tradiciones revolucionarias.

El Levantamiento de Jayuya obligó a los gobernantes estadounidenses a cambiar su forma de dominación administrativa. En 1952, el Gobernador de Puerto Rico ya no era un oficial militar de alto rango designado por el Presidente de los Estados Unidos. Se introdujeron elecciones para el cargo de gobernador, pero solo para disfrazar la naturaleza colonizadora de la presencia estadounidense. Para 1957 se levanta la Ley 53 de 1948, (Ley Mordaza). La eliminación de esta notoria ley incluyó el levantamiento de la prohibición de la bandera puertorriqueña.

Si se examinara la cronología de las atrocidades cometidas por los EE. UU. en Puerto Rico, como la esterilización clandestina de mujeres, la epidemia de cáncer causada por los bombardeos de la Marina de los EE. UU. y la destrucción de Vieques, las miles de muertes causadas por el huracán María y la deliberada política de abandono que siguió y otros ejemplos de genocidio, entonces se puede comprender  por qué se justificó el levantamiento.

Por su propio razonamiento, los colonizadores estadounidenses también recordarán el Levantamiento de Jayuya, ya que reconocen la amenaza potencial que representan los puertorriqueños una vez que se rebelen. Y en ese inevitable momento las lecciones aprendidas de la experiencia de Jayuya serán decisivas en la futura batalla por una república puertorriqueña libre.

QUE VIVA PUERTO RICO LIBRE!

 

The Militant Legacy of Malcolm X, El-Hajj Malik el-Shabazz.

By Carlos “Carlito” Rovira

On May 19, 1925, an admirable and resolute revolutionary figure was born in Omaha, Nebraska. This figure, who would achieve prominence in the liberation struggle of the African American masses, would become known in history as Malcolm X, el-Hajj Malik el-Shabazz.

Malcolm X’s life was troubled from childhood to early adulthood. However, his introduction into the Nation of Islam (NOI) was the pathway to becoming a revolutionary. As his ascension in the NOI grew, so did his personal life. After meeting and dating Dr. Betty Shabazz while both were in the NOI, they wedded on January 14, 1958, and together established a family with six daughters.

Dr. Betty Shabazz was instrumental to Malcolm X’s work, his gravitation towards revolutionary politics and creating the legacy as we know it today.

Dr. Betty Shabazz and Malcolm X, el-Hajj Malik el-Shabazz.

Malcolm was one of eight siblings, children of Louise Norton and Earl Little. Earl was an outspoken Baptist minister and a follower of the Black nationalist leader Marcus Garvey. His defiant character drew the attention of white racists like the Ku Klux Klan and the Black Legion. These thugs often harassed Malcolm’s family, and one evening their house was set on fire.

The 1920s were a decade that bourgeois historians describe as the “roaring twenties.” This is a false and vain glorification, considering that this period of capitalist prosperity meant something totally different for African Americans—who were the victims of widespread white mob lynching and other forms of racist terror.

In 1929, Malcolm’s family moved to Lansing, Michigan in pursuit of a safe and better life. But the family was not able to escape the racist violence. Earl Little was murdered, his body mutilated and found lying beneath a streetcar. Malcolm X always maintained that his father was the victim of a racist killing.

This tragic event had a heavy impact on Malcolm’s family. Unable to cope with the emotional consequences of her husband’s death and the financial hardships involved in raising children alone, Louise Norton suffered a breakdown and was committed to a mental institution. The state took custody of all the children and placed them in separate foster care environments.

Malcolm was a studious child with ambitions to become a lawyer. One day, when Malcolm expressed his aspirations to a teacher, he was told that he would never become a lawyer because he was Black. This experience with racism disillusioned Malcolm and discouraged him from continuing school.

The young Malcolm Little.

By the time Malcolm was a teenager, he made his way to New York City. He worked as a waiter for a period at the famous Small’s Paradise Club in Harlem. But he soon became a middleman for drugs, prostitution and other kinds of illegal activity.

In 1946, he and his closest friend Malcolm “Shorty” Jarvis moved to Boston. They were both arrested and convicted for burglary soon after. Malcolm was sentenced to 10 years in prison.

The Nation of Islam

It was in prison where Malcolm became political and acquainted with the NOI, led by Elijah Muhammad. Malcolm was attracted to the Muslim organization because it addressed the plight of racism and called for the right of African American people to have their own state.

Malcolm converted to Islam. Upon his release from prison in 1952, he became a devoted member of the NOI. It was at this point that he chose to repudiate his family name Little and instead use “X.” He considered the use of European names part of the legacy of chattel slavery. Black people were given the names of their slave masters to establish property ownership.

Elijah Muhammad and Malcolm X

Elijah Muhammad was highly impressed with Malcolm X’s oratorical talents and charisma. Malcolm proved to be an important asset to the Muslim organization, and he became a ranking minister. Malcolm’s ability to draw the attention of many with his magnifying persona convinced the leadership to entrust him with the task of establishing NOI mosques in other U.S. cities.

Many viewed his captivating personality and the power of his imagery as surpassing the persuasiveness of Elijah Muhammad. People were drawn to rallies precisely to hear Malcolm X speak. His talents contributed to the astounding membership increase in the Nation of Islam from 500 in 1952 to 30,000 in 1963.

‘No man should have so much power’

In one famous incident in 1957, a member of the NOI was beaten by the police in Harlem and did not receive medical attention. Malcolm X demonstrated the power of a disciplined people’s campaign by marching members of the NOI to the police precinct. They stood in formation in front of the police station.

Malcolm X addresses a rally in Harlem, New York City on June 29, 1963.

Malcolm insisted that the Black prisoner had a right to medical attention. Fearing a possible rebellion by the growing number of community residents who were emboldened by Malcolm X’s leadership, the police brass agreed to obtain medical attention for the detainee. Thousands of Harlem residents followed the ambulance from the precinct to Harlem Hospital.

The police then ordered that the Muslim formation disperse. Malcolm very calmly but firmly explained to the police commander in charge that the crowd standing at attention did not recognize his authority and was not going to listen to his orders.

At that point, after ensuring that the beaten man was being treated, Malcolm gave a hand signal. With military discipline, the Muslims about-faced and marched away. The police commander was overheard saying to his subordinates, “no man should have that much power.”

In 1963, following the assassination of President John Kennedy, Elijah Muhammad instructed his followers to refrain from making public statements. He was concerned that any inflammatory statements could be used by the racist U.S. government to repress the NOI. But Malcolm could not resist demonstrating his disposition towards the rulers.

One of my works depicting the image of Malcolm X. It is 20″X 24″, acrylic paint on canvas.

His blunt assessment — “the chickens have come home to roost”— was a widespread sentiment in the most oppressed communities, who had been shut out of the gains of the white capitalist United States. Kennedy was killed by the same violent methods that the power structure perpetrates on the conquered and oppressed.

But it was a shock to wide layers of the white population, unaccustomed to such a calm and critical assessment of U.S. society. The statement was used by a hysterical media to whip up a fear campaign against Malcolm and the NOI.

Diverging politics

The statement infuriated the NOI leadership. Elijah Muhammad forbade Malcolm X from speaking publicly for 90 days. Along with these organizational issues, political differences between Malcolm X and Elijah Muhammad became more difficult to reconcile.

Elijah Muhammad’s program was premised on a conservative notion of appeasement with the status quo. He sought to win legitimacy — but not on the basis of participating and giving leadership to the developing rebellious upsurge of the 1960s. Elijah Muhammad sought to promote a concept of Black capitalism, where the African American community would use the wealth, it generated to enrich a Black elite that could ultimately compete with the white racist ruling class on their terms. According to Muhammad’s views, that competition would begin when the Black elite was powerful enough.

Malcolm X, on the other hand, was attracted to the militancy of the civil rights movement. His approach was characterized by no compromise with the oppressors. His understanding of the depths of racism in the United States led him to conclude that the present system was inherently hostile to the interests of the African American people. Struggle was necessary to face the challenge. On every issue connected to the plight of the Black masses, he never hesitated to be critical in assessing the cruelty of the existing power structure.

Malcolm X meeting Dr. Martin Luther King

In March 1964, after many bitter internal battles, Malcolm X severed his relationship with the NOI. He set up the Muslim Mosque, Inc. The same year, Malcolm traveled on a pilgrimage to Mecca, Saudi Arabia. Coming in contact with Muslims of different races, including whites, was an experience that qualitatively changed his outlook towards race relations and the liberation struggle in the United States. For the first time, Malcolm saw a potential for a revolutionary struggle on the basis of a united front in this country. Upon his return, he again changed his name, to El-Hajj Malik el-Shabazz.

Government inflames split

Malcolm X became the target of a number of assassination attempts, including the Feb. 14, 1965, firebombing of his home where he lived with his family, Betty Shabazz and their four daughters. When Malcolm publicly disclosed the reasoning for his departure from the NOI, the relationship with his former colleagues grew dangerously antagonistic.

Malcolm’s tremendous leadership and ability to project hope for the oppressed Black masses was undoubtedly under close watch by police and Federal intelligence agencies. This scrutiny would have been in full swing after he met with the leader of the 1959 Cuban revolution, Comandante Fidel Castro Ruz on September 19, 1960, at the Hotel Theresa, in Harlem.

Malcolm X meeting with Cuban President Fidel Castro Ruz at Harlem’s Theresa Hotel in 1960.

Malcolm suspected that the FBI and police kept him under very close watch, a suspicion that was proven correct in later years with revelations of Operation COINTELPRO. He also suspected that the government was inflaming differences between the NOI and his organization. Malcolm was convinced that a scenario was being created that would lead to an attempt on his life.

On February 21, 1965, in New York City’s Audubon Ballroom, three armed men approached Malcolm as he spoke on stage. The assassins repeatedly fired their weapons at close range, taking the life of the beloved and respected African American leader.

Although Malcolm X’s assailants were members of the Nation of Islam, to this day ample evidence exist pointing to FBI, CIA and NYPD complicity. These government agencies possessed intelligence on plans to eliminate the outspoken Black leader. And because Malcolm’s anti-government message was gaining many followers throughout the country U.S. rulers welcomed the idea of having him silenced by any means. Malcolm’s enemies in the NOI being the ones to carry out the government’s wishes was a perfect scenario.

A legacy of militancy

There is no telling how Malcolm’s politics and tactics would have developed if he had not been assassinated. But one thing is certain: Malcolm X was a revolutionary and he was definitely gravitating towards embracing Socialism. In the entire stretch of his political development, he demonstrated a quality of fierce hatred toward the status quo of racism, oppression and exploitation. It was this trait that made him a militant and exemplary leader.

His impact was felt long after death. Most notable, the Black Panther Party’s political line was heavily influenced by Malcolm’s defiant and revolutionary Black nationalism, as well as by MarxismLeninism.

In July 1962, Malcolm X spoke at a rally of striking SEIU Local 1199 Healthcare Workers in New York City.

The struggle that ensued within the Nation of Islam between Malcolm X and his followers, on the one hand, and Elijah Muhammad and more bourgeois conservative elements, on the other, was essentially a struggle between forces who sought a direction to end oppression. This phenomenon has always existed in the movements of socially oppressed sectors.

Malcolm died when he was 39 years old. Although he lived a short life, he had a powerful impact on the African American and other revolutionary movements in the United States. Malcolm’s expanding political world outlook itself was an increasing threat to U.S. rulers, like his views on the U.S.-backed Israeli occupation of Palestine which he adamantly held.

In particular, revolutionaries of all nationalities and others who strive to build a unified struggle learned from his powerful example of defiance against the grim reality of racism and alienation. They learned the need to build unity based on respect for the revolutionary potential of the African American masses.

Long live the revolutionary legacy of Malcolm X, El-Hajj Malik el-Shabazz

Tribute to a Boricua feminist warrior, Luisa Capetillo

Para la versión en español: https://carlitoboricua.blog/?p=6127&preview=true&_thumbnail_id=6140

By Carlos “Carlito” Rovira

Born in Arecibo, Puerto Rico, Luisa Capetillo (October 28, 1879-October 10, 1922) was a warrior woman who made history in the struggle against women’s oppression. She was an advocate for Puerto Rico’s Independence who became one of the most famous labor leaders in the history of that colonized nation. She was also a writer, poet, a feminist, political activist, a socialist, and more specifically an anarchist.

There is so much to be told about Luisa Capetillo’s exceptional life and her numerous contributions to our history. At a young age, she became acquainted with Socialist literature which defined who she would be for the rest of her life.

Luisa Capetillo lived at a time in history when the world became engulfed in workers struggles. Labor strikes erupted everywhere as the fight for the eight-hour day, equal pay for women and the right to organize unions took centerstage in most countries.

Artwork by Vagabond Alexander Beaumont

The working class and poor peasants rose to the occasion in bitter struggles against the avaricious capitalist class. This historical current was accentuated with the 1917 Russian Socialist Revolution and the 1910-20 Mexican Agrarian Revolution.

In the colonial setting of Puerto Rico capitalist exploitation was no different, and so too was the instinct of Puerto Rican workers to rebel. Throughout Puerto Rico workers sought ways to resist the harsh conditions they faced being doubly exploited by foreign corporations under U.S. colonial domination.

Luisa Capetillo was a single mother who worked as a reader. Her job involved going to different cigar making factories to read out loud newspaper articles and short stories to tobacco workers as they sat performing their labor.

A depiction of Luisa Capetillo reading stories and newspaper articles to tobacco workers.

During the rise of the women’s suffrage struggle in Puerto Rico, Luisa was very active as an organizer. However, Luisa’s views differed sharply from others concerning the solution to stop the oppression of women. She believed that the fight for women’s emancipation was inseparable and intertwined with the class struggle.

A Portrait I made of Luisa Capetillo in September 2021.
Dimensions: 24″ X 30″, painted with acrylic paint on canvas

As a leader in the Federation of Tobaco Rollers (Federacion de Torcedores de Tabaco) and the Free Libertarian Federation of Puerto Rican Workers (Federacion Libre de Trabajadores de Puerto Rico), Luisa traveled throughout Puerto Rico challenging the inhumane conditions of workers – especially for women. As a labor organizer, Luisa fought for workers’ rights and equal pay for women in the Tobacco industry. She wrote many articles in union newspapers that were circulated throughout Puerto Rico.

Capetillo believed that her activities would usher in a better world. As a result of this conviction, she aspired to build an all-Caribbean labor organization. As part of this endeavor she travelled to New York, Tampa, Cuba, Dominican Republic and other locations.

Luisa Capetillo is perhaps most known for challenging backward traditions of gender and clothing. These absurd traditions were ingrained in Latin American culture by the Roman Catholic Church. Luisa preferred wearing men’s pants for comfort and as a statement of protest to women’s oppression.

Luisa Capetillo dressed to challenge backward traditions.

In 1915, while walking the streets of Havana, Cuba, she was arrested for her choice of garment. Her defiance was widely felt when she ridiculed the logic of her arrest, by proving in court that no laws were broken because of her clothing preference. As a result, the case was dismissed and Capetillo was characterized by the press throughout the Caribbean as the “Puerto Rican Joan of Arc”.

Today, Luisa Capetillo is remembered for her literary contributions and courageousness as a labor organizer defending the rights of Puerto Rican women and setting an example for the emancipation struggles of women everywhere in the world.

LONG LIVE THE LEGACY OF LUISA CAPETILLO!

Homenaje a una guerrera feminista Boricua, Luisa Capetillo

For English click the link below:

https://carlitoboricua.blog/?p=6097&preview=true&_thumbnail_id=6122

Por Carlito Rovira

Nacida en Arecibo, Puerto Rico, Luisa Capetillo (28 de Octubre 1879-10 de Octubre 1922) fue una mujer guerrera que hizo historia en la lucha contra la opresión de la mujer. Fue una defensora de la Independencia de Puerto Rico que se convirtió en una de las líderes sindicales más famosas en la historia de esa nación colonizada. También fue escritora, poeta, feminista, activista política, socialista y, más concretamente, anarquista.

Hay mucho que contar sobre la excepcional vida de Luisa Capetillo y sus múltiples aportes a nuestra historia. A una edad temprana, se familiarizó con la literatura socialista lo cual definió quién sería por el resto de su vida.

Luisa Capetillo vivió en un momento de la historia en el que el mundo se vio envuelto en luchas obreras. Las huelgas laborales estallaron en todo el mundo capitalista cuando la lucha por la jornada de ocho horas, la igualdad salarial para las mujeres y el derecho a organizar sindicatos ocuparon un lugar central en la mayoría de los países.

La clase obrera y los campesinos pobres estuvieron a la altura de las circunstancias en amargas luchas contra los gobernantes capitalistas. Esta corriente histórica se acentuó con la Revolución Socialista Rusa de 1917 y la Revolución Agraria Mexicana de 1910-20.

En el entorno colonial de Puerto Rico, la explotación capitalista no fue diferente, y también lo fue el instinto de resistencia de los trabajadores puertorriqueños. En todo Puerto Rico, los trabajadores buscaron formas de resistir las duras condiciones que enfrentaron al ser doblemente explotados por gigantes corporativos extranjeros bajo la dominación colonial estadounidense.

Luisa Capetillo era una madre soltera que trabajaba como lectora. Su trabajo consistía en ir a diferentes fábricas de cigarros para leer en voz alta artículos de periódicos y cuentos a los trabajadores del tabaco mientras se sentaban a realizar su trabajo.

Representación de Luisa Capetillo leyendo cuentos a trabajadores tabacaleros.

Durante el auge de la lucha por el sufragio femenino en Puerto Rico, Luisa fue muy activa como organizadora. Sin embargo, los puntos de vista de Luisa diferían marcadamente de los demás con respecto a la solución para detener la opresión de las mujeres. Ella creía que la lucha por la emancipación de la mujer era inseparable y estaba entrelazada con la lucha de clases.


Un Retrato que hice de Luisa Capetillo en Septiembre 2021.
Dimensiones: 24″ X 30″, pintado con pintura acrílica sobre lienzo.

Como líder en la Federacion de Torcedores de Tabaco (Federation of Tabacco Rollers) y la Federación Libre de Trabajadores de Puerto Rico (Federation of Libertarian Workers of Puerto Rico), Luisa viajó por todo Puerto Rico desafiando las condiciones inhumanas de los trabajadores, especialmente para las mujeres. . Como organizadora laboral, Luisa luchó por los derechos de los trabajadores y la igualdad salarial de las mujeres en la industria tabacalera. Escribió muchos artículos en periódicos sindicales que circulaban por todo Puerto Rico.

Capetillo creía que sus actividades marcarían el comienzo de un mundo mejor. Como resultado de esta convicción, aspiraba a construir una organización laboral para todo el Caribe. Como parte de este esfuerzo viajó a Nueva York, Tampa, Cuba, República Dominicana y otros lugares.

Luisa Capetillo es quizás más conocida por desafiar las tradiciones atrasadas de género y vestimenta. Estas tradiciones absurdas fueron arraigadas en la cultura latinoamericana por la Iglesia Católica Romana. Luisa prefirió usar pantalones de hombre por comodidad y como una declaración de protesta a la opresión de las mujeres.  

Luisa Capetillo se vistia para desafiar tradiciones atrasadas.

En 1915, mientras caminaba por las calles de La Habana, Cuba, fue arrestada por la selección de su manera de vestir. Su desafío se sintió ampliamente cuando ridiculizó la lógica de su arresto, al demostrar en la corte que no se violó ninguna ley por su preferencia de vestimenta. Como resultado, el caso fue sobreseído y Capetillo fue caracterizada por la prensa en todo el Caribe como la “Juana de Arca puertorriqueña”.

Hoy, Luisa Capetillo es recordada por su valentía como organizadora laboral. Su legado es monumental en la historia de la clase trabajadora y por su valor defendiendo los derechos humanos de las mujeres puertorriqueñas.

El Partido Nacionalista de Puerto Rico

Gracias a Daniel Vila por la traducción del inglés al español.

For English version click link below:

https://carlitoboricua.blog/2022/08/02/on-the-100th-anniversary-of-the-nationalist-party-of-puerto-rico/?_thumbnail_id=5489

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Por Carlos “Carlito” Rovira

Al conmemorar al Partido Nacionalista de Puerto Rico (NPPR), lo hacemos porque se ha ganado un lugar especial en la historia de las luchas de liberación en todo el mundo. Lo que me viene a la mente son las muchas lecciones aprendidas de esas experiencias que son aplicables a las circunstancias actuales.

El espíritu de lucha del Partido Nacionalista tenía sus raíces en las tradiciones de resistencia existentes desde hace mucho tiempo. Los innumerables y sangrientos levantamientos lanzados por los indígenas taínos y los africanos esclavizados durante casi 400 años es lo que dio origen a la existencia y la identidad propia de la nación puertorriqueña.  

Cuando Puerto Rico fue invadido y colonizado militarmente el 25 de julio de 1898, fue un momento crucial para que Estados Unidos se convirtiera en una potencia imperialista mundial. Los principales estados capitalistas compitieron entre sí para obtener colonias mediante la conquista. En el marco de la guerra hispano-estadounidense, Cuba, Filipinas, Guam y Puerto Rico fueron conquistadas por Estados Unidos.  

La bandera nacional de Puerto Rico y símbolo del Partido Nacionalista.

Raíces Históricas del Partido Nacionalista

En febrero de 1902, el Partido Unionista fue formado por Luis Muñoz Rivera, Rosendo Matienzo Cintrón, Antonio R. Barceló, José de Diego, Juan Vías Ochoteco y otros. Al principio, el Partido Unionista pedía la independencia, pero poco a poco se redujo políticamente a pedir una versión diluida de la “autonomía”  

El Partido Unionista intentó apaciguar a las autoridades ocupantes-colonizadoras utilizando una lógica oportunista que, en última instancia, significaba repudiar la independencia. Los funcionarios de Washington estaban encantados de contar con una perspectiva sumisa procedente de los propios puertorriqueños.   

Sin embargo, la reacción a las despiadadas prácticas avariciosas de los industriales estadounidenses hizo que los ideales de la independencia fueran ampliamente aceptados en diversos círculos. El derecho a la autodeterminación se convirtió en una cuestión urgente.  

A medida que Estados Unidos reforzaba su control sobre Puerto Rico con la Ley Jones de 1917, el Partido Unionista se volvió cada vez más conciliador. La Ley Jones incluía la imposición de la ciudadanía estadounidense a los puertorriqueños. Muchos en Puerto Rico se opusieron al nuevo decreto, incluida la Asamblea Legislativa de Puerto Rico, que votó unánimemente en contra de la imposición de la ciudadanía estadounidense.   

La opresión colonial engendra luchas

La agitación política encendida por los nuevos decretos, unida a un impulso revolucionario en todo el mundo que incluía la Revolución Mejicana y la Revolución Socialista Rusa, dio contexto a la militancia que caracterizó el surgimiento de un nuevo y poderoso movimiento nacionalista.  

A medida que el Partido Unionista se desviaba hacia la derecha, los miembros radicales optaron por separarse para formar la Asociación de la Independencia, predecesora del Partido Nacionalista, el cual se constituyó el 17 de septiembre de 1922.   

A diferencia del Partido Unionista, el Partido Nacionalista de Puerto Rico estaba firmemente arraigado en su creencia en la independencia y en la retirada incondicional de los invasores estadounidenses. El PNPR era indiscutiblemente un partido político revolucionario.   

En ese momento, el Partido Nacionalista poseía un bagaje originado por sus conexiones pasadas con el Partido Unionista, así como por la falta de experiencia. El 11 de mayo de 1930, la elección de Pedro Albizu Campos como presidente del PNPR no sólo cambió la organización, sino que dio paso a un estilo de liderazgo nunca antes visto.

La capacidad de oratoria de Campos, unida a sus conocimientos de historia y política mundial, generó un gran entusiasmo en todo Puerto Rico, lo que le valió el apodo de “El Maestro”. Era muy respetado por las capas más pobres de la población, hasta el punto de que a menudo se dirigían a él como “Don Pedro”, un saludo de respeto en la cultura latina.  

Influencias de las luchas en Irlanda y de India

La perspectiva internacionalista del PNPR surgió en su mayor parte gracias a la introducción de Campos en la política revolucionaria cuando era estudiante de la Universidad de Harvard. Don Pedro estuvo muy involucrado en el trabajo de apoyo a los movimientos republicanos irlandeses y de independencia de la India, que estaban librando sendas batallas contra el colonialismo británico.  

El pueblo irlandés estaba a punto de conseguir su independencia del colonialismo británico. Gracias a la amistad que Campos entabló con el líder revolucionario socialista irlandés James Connolly y otros representantes del Sein Fein, su sentido de la política revolucionaria floreció.

James Connolly

El estrecho contacto de Campos con los patriotas irlandeses, además de su experiencia militar como oficial del ejército estadounidense en la Primera Guerra Mundial, le permitió desarrollar una apreciación de la importancia de que los movimientos revolucionarios tuvieran una sofisticación organizativa.   

Se reconoce la inspiradora militancia de Campos

El Dr. Pedro Albizu Campos saltó a la fama en 1925 en un mitin público celebrado en San Juan. El decreto colonial exigía la exhibición de la bandera estadounidense. Para mantenerse dentro de los límites de la legalidad, los organizadores decoraron la barandilla que rodeaba el escenario con pequeñas banderas estadounidenses.  

Cuando Don Pedro subió al podio, retiró tranquilamente las banderas estadounidenses, una por una, y se las metió en el bolsillo. Comenzó su discurso diciendo “Bandera americana, no te voy a saludar, si simbolizas una nación libre y soberana, en Puerto Rico representas la piratería y el saqueo”.

Dr. Pedro Albizu Campos

El audaz acto del Dr. Pedro Albizu Campos conmocionó a muchos en Puerto Rico y puso en tela de juicio la falta de energía militante en el liderazgo del Partido. La valentía y el carisma que Campos demostró en este acto es probablemente lo que impulsó su ascenso a la dirección.  

Transformación del Partido Nacionalista

Poco después de que Campos asumiera su cargo de líder del PNPR, el 11 de mayo de 1930, trabajó diligentemente para transformar el Partido en una organización de lucha disciplinada y unida. El líder nacionalista comprendió que para desafiar a un enemigo bien organizado era necesario desarrollar una fuerza contraria igualmente poderosa.

Dr. Pedro Albizu Campos en su oficina en la sede del Partido Nacionalista, San Juan.

Las Mujeres del Partido Nacionalista

Don Pedro era consciente del obstáculo que podían suponer las tradiciones retrógradas para la construcción de un movimiento fuerte. Observó cómo el potencial de liderazgo revolucionario de las mujeres se mantenía sofocado por el dominio machista del PNPR.  

En la isla municipio puertorriqueña de Vieques, Campos desempeñó un papel directo en la creación del primer comité de mujeres del Partido Nacionalista, llamado “Enfermeras de la República”.  

Este acontecimiento inspiró a muchas mujeres a unirse al Partido Nacionalista. También obligó a los hombres a cuestionar rasgos de su comportamiento en el contexto de ciertas tradiciones atrasadas. Además, el nuevo papel de las mujeres en el PNPR reveló los beneficios que la igualdad de género tendría para la causa independentista.  

Las mujeres guerreras tenían ahora la libertad de ejercer políticamente. Mujeres poderosas como Blanca Canales, Leonides Díaz, Carmen María Pérez, Isabel Rosado Morales, Doris Torresola Roura, Olga Isabel Viscal Garriga, Lolita Lebrón y tantas otras se unieron a esta lucha. En muchos casos, las mujeres del Partido Nacionalista destrozaron muchos mitos misóginos y superaron las acciones de sus homólogos masculinos, especialmente en las circunstancias más severas.

De izquierda a derecha: las nacionalistas Carmen María Pérez González,
Olga Viscal Garriga y Ruth Mary Reynolds.
Las mujeres nacionalistas también fueron acorraladas y arrestadas tras la revuelta de 1950.
Poco después de salir de prisión, de izquierda a derecha: Nacionalistas Juanita Ojeda Delgado, Blanca Canales Torresola, Isabel Rosado Morales & Carmen Pérez González.

El derecho al uso de la fuerza armada

Fundamental para la convicción del PNPR bajo el liderazgo de Campos fue tener una estructura organizada y disciplinada que constituyera un ejército popular en preparación para la batalla. A Raimundo Díaz Pacheco se le encomendó la tarea de dirigir los Cadetes de la República, siguiendo el modelo del Ejército Ciudadano Irlandés (ECI), organizado por James Connolly.

Los Cadetes de la República fueron el componente armado del Partido Nacionalista de Puerto Rico

Poco después de que Don Pedro llegara a la presidencia, las opiniones políticas del Partido sobre cómo lograr la independencia se agudizaron. El PNPR ya no participaría en elecciones falsas que estaban incuestionablemente controladas por los colonizadores estadounidenses.  

La posición clara del Partido de defender el derecho a la fuerza armada para lograr la independencia llamó la atención de los agresivos y vengativos funcionarios del gobierno.

Represión vs. Dignidad Nacional

Don Pedro y los cuadros más comprometidos fueron con frecuencia objeto de persecución por parte de la Oficina Federal de Investigación (FBI). Estar afiliado de alguna manera al Partido Nacionalista significaba arriesgarse a ser arrestado, encarcelado o muerto.   

El 24 de octubre de 1935, en lo que se conoce como la Masacre de Río Piedras, la policía colonial abrió fuego y mató a cuatro estudiantes del Partido Nacionalista y a un transeúnte en la Universidad de Puerto Rico (UPR). El supuesto “crimen” de estos jóvenes fue izar la bandera de Puerto Rico y pronunciar discursos independentistas en los terrenos del campus.  

En represalia por las muertes de los estudiantes de la UPR, el 23 de febrero de 1936, dos miembros de los Cadetes de la República, Hiram Rosado y Elías Beauchamp, dispararon armas de fuego en una reunión pública para asesinar al gobernador colonial, el general estadounidense Blaton Winship. En su lugar, las balas alcanzaron al jefe de policía, el coronel Francis Riggs. Tanto Rosado como Beauchamp fueron golpeados y asesinados en la comisaría de la policía.

Los cadetes nacionalistas Hiram Rosado y Elias Beauchamp llevaron a cabo la justicia revolucionaria.

Pero el escrutinio sobre el Partido Nacionalista alcanzó nuevos niveles durante la huelga de los cañeros de 1936. Fue una de las luchas laborales más importantes de la historia de Puerto Rico. Gracias al apoyo y al liderazgo político proporcionado por el Partido Nacionalista, los sindicatos de todo Puerto Rico se solidarizaron con los cortadores de caña de azúcar. Esta poderosa lucha laboral por unos salarios más altos terminó con una victoria. Como resultado, el movimiento obrero de Puerto Rico se sintió fortalecido.  

El Dr. Pedro Albizu Campos dirigiéndose a los trabajadores de la caña de azúcar en huelga.

Al ver interrumpido su flujo constante de beneficios, los inversores capitalistas estadounidenses se pusieron furiosos con el Dr. Pedro Albizu Campos. Los funcionarios coloniales decidieron intensificar sus esfuerzos para reprimir al Partido Nacionalista.  

La Masacre de Ponce, 21 de marzo de 1937

Unos meses más tarde, el Dr. Pedro Albizu Campos y otras figuras destacadas como Juan Antonio Corretjer fueron acusados de “conspiración sediciosa para derrocar al gobierno de los Estados Unidos”. Campos fue condenado a 10 años de prisión junto con muchos cuadros del PNPR.  

El líder nacionalista Juan Antonio Corretjer bajo custodia.

El Domingo de Ramos, 21 de marzo de 1937, el PNPR del municipio de Ponce convocó una procesión pacífica para conmemorar la abolición de la esclavitud africana en Puerto Rico el 22 de marzo de 1873 y exigir la liberación del Dr. Pedro Albizu Campos.  

Las autoridades coloniales hicieron muchos intentos para presionar la cancelación del evento del PNPR, incluso utilizando tácticas intimidatorias de gánsteres. Pero los patriotas se mantuvieron firmes en la creencia de que tenían todo el derecho moral de hacer lo que quisieran en su patria.  

A medida que aumentaba el número de participantes, la policía acordonó la zona. Bajo la dirección del Gobernador General Blanton C. Winship, designado por Estados Unidos, la policía se preparó para una sangrienta embestida.  

La manifestación comenzó con la multitud cantando la versión revolucionaria original del Himno Nacional de Puerto Rico, La Borinqueña. Una vez que la procesión comenzó a moverse, la policía hizo lo inimaginable: abrió fuego utilizando bombas de gas lacrimógeno, rifles de carabina y subfusiles Thompson.

Cuando terminó la carnicería, murieron 19 nacionalistas y 2 policías, además de 200 heridos. Casi todos los hombres, mujeres y niños alcanzados por la lluvia de balas recibieron disparos por la espalda, lo que indica que intentaban huir de la embestida policial.   

Este trágico suceso se conoció como la Masacre de Ponce. La noticia de esta injusticia recorrió inmediatamente todo Puerto Rico, ya que muchos se quedaron incrédulos ante la crueldad del colonialismo estadounidense.

Mártires de la Masacre de Ponce.

En el periodo que siguió a la Masacre de Ponce, el mundo entero fue consumido por los horribles acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial. Puerto Rico se convirtió en una guarnición para el ejército estadounidense que vigilaba América Latina, mientras que la isla puertorriqueña de Vieques se convirtió en un campo de prácticas de tiro para los buques de guerra estadounidenses y de otros países aliados.   

La “Ley Mordaza” y la revuelta nacionalista de 1950  

En los años siguientes, a finales de la década de 1940, el director del FBI, J. Edgar Hoover, recibió el mandato de intensificar el atroz acto de colonialismo estadounidense en Puerto Rico. El objetivo de esta operación era desestabilizar y destruir al Partido Nacionalista.

En noviembre de 1948, la Ley 53 de 1948, más conocida como la “Ley Mordaza“, fue instituida por el gobierno colonial instalado por Estados Unidos. Fue el decreto más draconiano de la historia de Puerto Rico que pretendía acabar con las aspiraciones independentistas.   

La Ley Mordaza convirtió en contrabando la bandera de Puerto Rico. La mención de la independencia en la literatura, las letras musicales y los discursos públicos pasó a ser ilegal. Se prohibieron las reuniones y manifestaciones independentistas. La intención era suprimir cualquier esperanza de independencia para el pueblo puertorriqueño.  

Integrantes de la inteligencia nacionalista cercanos a los funcionarios del gobierno descubrieron un plan secreto del gobierno para eliminar el movimiento independentista. El liderazgo del PNPR decidió “dar el primer golpe” para exponer ampliamente la verdadera naturaleza de la presencia estadounidense en Puerto Rico.  

Revuelta Nacionalista de 1950, el Levantamiento de Jayuya

En la mañana del 30 de octubre de 1950, una joven llamada Blanca Canales lideró un levantamiento nacionalista y tomó el control de la ciudad de Jayuya. Tras un tiroteo entre la policía colonial y los nacionalistas. Estos luchadores por la libertad consiguieron hacerse con el control de la comisaría. Blanca Canales dio entonces la orden de quemar el despreciado edificio.  

También se produjeron violentos enfrentamientos entre la policía y los nacionalistas en Utuado, Ponce, Mayagüez, Arecibo, Naranjito, Ciales, Peñuelas y otros municipios.  

En San Juan, la policía atacó la sede del Partido Nacionalista. El Dr. Pedro Albizu Campos, Isabel Rosado y otros emprendieron una batalla armada hasta que fueron abrumados por los gases lacrimógenos.  

Para llamar la atención del mundo sobre la represión desatada por los colonizadores estadounidenses, el 1 de noviembre de 1950, los nacionalistas Oscar Collazo y Griselio Torresola intentaron asesinar al presidente Harry Truman en la Blair House de Washington, DC.

Los nacionalistas Griselio Torresola y Oscar Collazo.

Por la misma razón, el 1 de marzo de 1954, los nacionalistas Lolita Lebrón, Rafael Cancel Miranda, Irvin Flores y Andrés Figueroa Cordero organizaron un ataque armado a la Cámara de Representantes en el Capitolio de Estados Unidos.

De izquierda a derecha: los nacionalistas Rafael Cancel Miranda, Irvin Flores, Lolita Lebron y Andres Figueroa Cordero.

La represión que se vivió en Puerto Rico durante este periodo fue equivalente a la de los regímenes más asesinos de la historia de América Latina. La policía colonial actuaba con impunidad, matando a tiros a los individuos considerados “terroristas” o nacionalistas armados. Hacía falta un valor inimaginable y un amor intransigente por la patria para soportar la constante amenaza que suponía ser nacionalista.

Familias enteras fueron consideradas sospechosas de simpatizar con la independencia.
Los hombres jóvenes eran rutinariamente detenidos para interrogarlos y/o arrestarlos.

Durante este periodo de represión y persecución despiadada contra Partido Nacionalista, los gobernantes estadounidenses buscaron nuevas y engañosas formas de disfrazar la criminal presencia estadounidense en Puerto Rico.

En 1949, se celebraron las primeras elecciones a gobernador con candidatos puertorriqueños aprobados por Estados Unidos. Sin embargo, hasta el día de hoy, el gobierno estadounidense se reserva el derecho “legal” de anular el resultado de las elecciones en Puerto Rico.

Debido a la rebeldía demostrada por los puertorriqueños desde el inicio de la colonización estadounidense, en 1957 se eliminó la Ley 53 de 1948 (Ley Mordaza) y también se levantó la prohibición de la bandera puertorriqueña. Además, la defensa de la independencia dejó de ser ilegal.

Los intensos años de represión anteriores provocaron un periodo de inactividad política en el seno del Partido Nacionalista, entre mediados de la década de 1950-1960. Este escenario se acompañó de hipócritas insinuaciones por parte de políticos que afirmaban falsamente que Puerto Rico era un “escaparate de la democracia”.

Nada más absurdo y alejado de la realidad. Muchos miembros del PNPR permanecieron encarcelados, como el Dr. Pedro Albizu Campos, que fue sometido a tortura por radiación durante su cautiverio.

Lecciones extraídas de la experiencia nacionalista

A pesar de las dificultades y los horrores, los gallardos hombres y mujeres del PNPR sabían perfectamente cuáles serían las represalias a manos de los colonizadores. Sus sacrificios no fueron en vano. Lucharon gallardamente como centuriones de los oprimidos, manteniendo la dignidad de las tradiciones revolucionarias puertorriqueñas.

Hay una lección clara que podemos utilizar para la lucha actual al entender los puntos clave de la historia del Partido Nacionalista. El logro de nuestra la liberación no será posible sin el desarrollo de la sofisticación política y la estructura organizativa.

No podemos desafiar con éxito a un enemigo bien preparado y altamente organizado a menos que nos propongamos ser más hábiles que el colonizador en la aplicación de las técnicas de la política y la guerra. De ahí la necesidad de desarrollar un partido político revolucionario. Con esta acción honramos la obra y el legado del Dr. Pedro Albizu Campos y del PNPR.

La evolución de la lucha de liberación nacional puertorriqueña continúa hoy en día en las muchas luchas que existen en toda la patria y la diáspora. La valentía y el amor por el Puerto Rico demostrado por el Partido Nacionalista les han asegurado un lugar muy especial en la historia, así como en los archivos de todos los pueblos oprimidos y explotados. 

Que Viva Puerto Rico Libre!

Nationalist Party of Puerto Rico 

Haga clic aquí para ver la versión en español de este artículo:

En el 100 Aniversario del Partido Nacionalista de Puerto Rico – carlitoboricua

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By Carlos “Carlito” Rovira

As we commemorate the Nationalist Party of Puerto Rico (NPPR), we do so because it has earned a special place of honor in the history of liberation struggles. What comes to mind are the many lessons gained from those experiences that continue to be applicable today.

The fighting spirit of the Nationalist Party is rooted in traditions of resistance. The countless bloody uprisings launched by the indigenous Taínos and enslaved Africans for nearly 400 years is what brought into being the existence and self-identity of the Puerto Rican nation. 

When Puerto Rico was militarily invaded and colonized on July 25, 1898, it was a pivotal moment for the United States to become a world imperialist power. Leading capitalist states raced against each other to obtain colonies through conquest. In the setting of the Spanish-American War, Cuba, the Philippines, Guam and Puerto Rico became victims to U.S. imperialism. 

The national flag of Puerto Rico and Nationalist Party symbol.

Historical Roots of the Nationalist Party

In February 1902, the Unionist Party was formed by Luis Muñoz Rivera, Rosendo Matienzo Cintrón, Antonio R. Barceló, José de Diego, Juan Vías Ochoteco and others. At first, the Unionist Party called for independence but gradually dwindled politically to a diluted version of “autonomy”

The Unionist Party attempted to appease the occupying-colonizing authorities using opportunist logic that meant repudiating independence. Washington officials were delighted to have a submissive perspective originating from Puerto Ricans themselves.  

However, the reaction to the ruthless practices of U.S. industrialists caused the ideals of independence to become widely accepted in various circles. Having the right to self-determination became a matter of urgency for all social classes in Puerto Rico.

As the U.S. tightened its grip with the 1917 Jones Act, the Unionist Party became increasingly conciliatory. The Jones Act included imposing U.S. citizenship on Puerto Ricans. Many Puerto Ricans opposed the new decree including Puerto Rico’s Legislative Assembly, which unanimously voted against this imposition.

  Colonial Oppression Breeds Struggle

The political turmoil ignited by new decrees coupled by a revolutionary momentum throughout the world, which included the Mexican Revolution of 1910-1920, and the 1917 Russian Socialist Revolution, gave context to the militancy that emerged in a new and powerful nationalist movement in Puerto Rico.

Dr. Pedro Albizu Campos sitting font row center, with members of the Nationalist Party.

As the Unionist Party drifted further to the right, radical members chose to break away to form the Independence Association, a predecessor of the Nationalist Party.  

Unlike the Unionist Party, the Nationalist Party of Puerto Rico was firmly entrenched on its belief in independence and the unconditional withdrawal of the U.S. invaders. The NPPR was indisputably a revolutionary political party.  At this time, they possessed baggage originating from its past connections to the Unionist Party, as well as from lacking experience.

On May 11, 1930, the election of Pedro Albizu Campos as president of the NPPR not only changed the organization it ushered in a never-before-seen style of leadership.

Campos’ oratory skills combined with his knowledge of world history and politics generated widespread enthusiasm which earned him the nickname “El Maestro” (The Teacher). He was highly respected by the poorest layers of the population to the extent that they often addressed him as “Don Pedro”, a salutation of respect in Latino culture. 

Political Influences of the Irish & Indian Struggles

The NPPR’s internationalist perspective for the most part came about through Campos’ introduction to revolutionary politics while a student at Harvard University. Don Pedro was deeply involved in support work for the Irish Republican and Indian independence movements, which were both waging battles against British colonialism.

The Irish people were at the threshold of winning their independence from the British colonizers. As a result, Campos’ well-established friendship with the Irish socialist revolutionary leader James Connolly and other representatives of Sein Fein, his sense for revolutionary politics flourished. 

James Connolly

Campos’ close contact with Irish patriots, along with his own military experience as a U.S. Army officer in World War I, allowed him to develop an appreciation for the importance of organizational sophistication.  

Campos’ Inspiring Militancy is Recognized

Dr. Pedro Albizu Campos came to prominence in 1925 at a public rally held in San Juan. Colonial decree required displaying the American flag. To stay within the bounds of legality, organizers decorated the railing around the stage with small U.S. flags.

As Don Pedro stepped to the podium to address the audience, he calmly removed the U.S. flags, one by one, and tucked them into his pocket. He began his speech by saying “American flag, I will not salute you, if you symbolize a free and sovereign nation, in Puerto Rico you represent piracy and pillage.”

Our beloved teacher (El Maestro) Dr. Pedro Albizu Campos

Dr. Pedro Albizu Campos’ bold act shocked many in Puerto Rico and put into question the lack of militant energy in the Party’s leadership. The courage and charisma Campos demonstrated at this event is likely what propelled his ascendancy to the leadership.

Nationalist Party Transformed

Soon after Campos NPPR president, on May 11, 1930, he worked diligently to transform the Party into a disciplined, tight-knitted fighting organization. The Nationalist leader understood that challenging a well-organized foe required developing an equally powerful counter force.

Dr. Pedro Albizu Campos in his office at Nationalist Party headquarters, San Juan.

Women of the Nationalist Party

Don Pedro was aware of the potential hinderance that backward traditions had on building a strong movement. He critically observed how the revolutionary leadership potential of women was kept stifled by traditions of male dominance within the NPPR.

In the Puerto Rican Island municipality of Vieques, Campos played a direct role in the creation of the first women’s committee of the Nationalist Party, called “Daughters of Freedom”. 

This development inspired many women to join the Nationalist Party. It also compelled the men to question traits of their behavior and official backward practices. Moreover, the new role of women in the NPPR revealed the benefits gender equality would have for the independence cause.

Nationalist women now had the freedom to exert themselves politically. Powerful women like Blanca Canales, Leonides Diaz, Carmen Maria Perez, Isabel Rosado Morales, Doris Torresola Roura, Olga Isabel Viscal Garriga, Lolita Lebron and so many others emerged as proud freedom fighters. In many instances, Nationalist Party women shattered misogynistic myths while exceeding in actions normally held by their male counterparts, especially under difficult circumstances.

From left to right: Nationalists Carmen María Pérez Gonzalez, Olga Viscal Garriga and Ruth Mary Reynolds.
Nationalist women were also rounded up and arrested following the 1950 revolt.
Shortly after release from prison, from left to right: Nationalists Juanita Ojeda Delgado,
Blanca Canales Torresola, Isabel Rosado Morales & Carmen Perez Gonzalez.

The Right to Armed Self-Defense

Having an organized, disciplined structure of a people’s army in preparation for battle became a fundamental requirement for the Nationalist Party. Raimundo Díaz Pacheco was entrusted with the task of leading the Cadets of the Republicmodelled after the Irish Citizen’s Army (ICA), organized by James Connolly.

The Cadets of the Republic were the armed component of the Nationalist Party of Puerto Rico

  

Shortly after Don Pedro became president the Party’s political views on how to achieve independence became sharper. No longer would the NPPR participate in phony elections that were unquestionably controlled by the U.S. colonizers.

The Party’s openness of upholding the right to armed force to achieve independence caught the attention of aggressive and vindictive government officials.  

Repression vs National Dignity

Don Pedro and the most committed cadres were frequently targets of persecution by the Federal Bureau of Investigation (FBI). Being affiliated in any way with the Nationalist Party meant risking arrest, imprisonment, or death.  

On October 24, 1935, in what is known as the Rio Piedras Massacre, colonial police opened fire, killing four Nationalist Party students and one bystander at the University of Puerto Rico (UPR). The supposed “crime” of these youths was raising the Puerto Rican flag and making pro-independence speeches on campus grounds.

In retaliation for the deaths of the UPR students, on February 23, 1936, two members of the Cadets of the Republic, Hiram Rosado and Elias Beauchamp fired guns at a public gathering to assassinate the colonial governor, U.S. General Blatant Winship. Instead, the bullets struck the police chief, Colonel Francis Riggs. Both Rosado and Beauchamp were beaten and murdered at the police station.

Nationalist Cadets Hiram Rosado and Elias Beauchamp carried out revolutionary justice.

But scrutiny on the Nationalist Party reached new heights during the 1936 Sugar Cane Worker’s strike. It was one of the most significant labor struggles in Puerto Rican history. Thanks to support and political leadership provided by the Nationalist Party labor unions throughout Puerto Rico came out in solidarity for the sugar cane cutters. This powerful labor struggle for higher wages ended in victory. As a result, Puerto Rico’s labor movement felt empowered.

Dr. Pedro Albizu Campos addressing striking sugarcane workers.

Having their steady flow of profits disrupted and fearing the strength of the workers movement, U.S. capitalist investors became feverishly furious at Dr. Pedro Albizu Campos. Colonial officials found themselves compelled to step up their efforts to repress the Nationalist Party.

The Ponce Massacre, March 21, 1937

A few months later, Dr. Pedro Albizu Campos and other leading Nationalist figures like Juan Antonio Corretjer were accused of “seditious conspiracy to overthrow the U.S. government”. Campos was sentenced to 10 years in prison along with many outspoken NPPR cadres.

Juan Antonio Corretjer in custody.

On Palm Sunday, March 21, 1937, the NPPR in the municipality of Ponce called for a peaceful procession to commemorate the March 22, 1873, abolition of African chattel slavery in Puerto Rico and to demand the release prison of Dr. Pedro Albizu Campos.

Colonial authorities made many attempts to pressure the cancelation of the NPPR event, including using intimidating gangster tactics. But the patriots remained firm on the belief that they had every moral right to do as they wished in their homeland. 

As the gathering of participants grew larger, the police sealed off the area. Under the direction of U.S.-appointed Governor General Blanton C. Winship, the police prepared for a bloody onslaught.

The demonstration began with the crowd singing the original revolutionary version of the Puerto Rican National Anthem, La Borinqueña. Once the procession began to move the police did the unimaginable – they opened fire using tear-gas bombs, carbine rifles and Thompson sub-machine guns.  

When the carnage was over, 19 Nationalists and 2 police officers were killed along with 200 wounded. Nearly all the men, women and children struck by the hail of bullets were shot in the back, indicating that they were attempting to flee the police onslaught.  

This tragic event became known as the Ponce Massacre. News of this injustice immediately traveled throughout Puerto Rico, as many stood in disbelief from the shock of U.S. colonialism’s cruelty.    

Martyrs of the Ponce Massacre.

In the period following the Ponce Massacre, the entire globe was consumed by the horrific events of World War II. Puerto Rico became a garrison for the U.S. military overlooking Latin America while the Puerto Rican Island of Vieques was turned into a target practice range for U.S. and other Allied naval warships.  

The “Gag Law”

In the years following, by the late 1940’s, FBI Director J. Edgar Hoover was mandated to escalate the heinous act of U.S. colonialism in Puerto Rico. The goal of this operation was to destabilize and destroy the Nationalist Party.  

In November 1948, Law 53 of 1948, better known as the “Gag Law” was instituted by the U.S. installed colonial government. It was the most draconian decree in Puerto Rico’s history which aimed to wipe out the aspiration for independence.  

The Gag Law made the Puerto Rican flag contraband. The mention of independence in literature, musical lyrics and public speech became illegal. Pro-independence meetings and demonstrations were outlawed. The intention was to suppress any hope of independence for the Puerto Rican people.

Nationalist intelligence operatives close to government officials discovered a secret government plan to obliterate the independence movement. The NPPR leadership decided to “strike the first blow” in order to widely expose the real nature of the U.S. presence in Puerto Rico.

1950 Nationalist Revolt – The Jayuya Uprising

On the morning of October 30, 1950, a young woman named Blanca Canales led a Nationalists uprising and seized control of the city of Jayuya. After an ensuing gun battle between colonial police and Nationalists. These freedom fighters were able to seize control of the police station. Blanca Canales then gave the command to burn down the despised building.

Violent clashes between police and nationalists also occurred in Utuado, Ponce, Mayagüez, Arecibo, Fajardo, Rio Piedras, Naranjito, Ciales, Peñuelas and other municipalities.

In San Juan, the police attacked the Nationalist Party headquarters. Dr. Pedro Albizu Campos, Isabel Rosado and others undertook an armed battle until they were overwhelmed by tear gas.

To bring about world attention to the repression unleashed by the U.S. colonizers on November 1, 1950, Nationalists Oscar Collazo and Griselio Torresola attempted the assassination of President Harry Truman at the Blair House in Washington, DC.

Nationalists Griselio Torresola and Oscar Collazo

For the same reason, on March 1, 1954, Nationalists Lolita Lebron, Rafael Cancel Miranda, Irvin Flores, and Andres Figueroa Cordero staged an armed attack on the House of Representatives in the U.S. Capitol.

From L to R: Nationalists Rafael Cancel Miranda, Irvin Flores, Lolita Lebron & Andres Figueroa Cordero.

The repression witnessed in Puerto Rico was tantamount to the most murderous regimes in Latin American history. The colonial Police acted with impunity, gunning down individuals deemed “suspected terrorists.”. It took unimaginable courage and uncompromising love for the homeland to endure the constant threat that came with being a Nationalist.

Entire families were deemed suspect of sympathizing with independence.
Young men were routinely rounded up for questioning and/or arrest.

During this period of repression and vicious persecution of the Nationalist Party, U.S. rulers sought new and deceitful ways to disguise the criminal U.S. presence in Puerto Rico.

In 1949, the first elections for governor were held with U.S. approved Puerto Ricans serving as candidates. However, to this day, the U.S. government reserves the “legal” right to annul the outcome of elections in Puerto Rico.

Due to the rebelliousness demonstrated by Puerto Ricans since the start of U.S. colonialism, in 1957, Law 53 of 1948 (Gag Law) was eliminated and the ban on the Puerto Rican flag was also lifted. In addition, advocating for independence was no longer illegal. But, the previous years of repression caused a dormant period of political activity within the Nationalist Party, from which it never recovered. 

This setting was accompanied with hypocritical overtures by politicians who falsely claimed that Puerto Rico was a “showcase of democracy”. Nothing was more absurd and further from the truth. Many NPPR members remained incarcerated as Dr. Pedro Albizu Campos was subjected to radiation torture while in captivity.

Lessons drawn from the Nationalist experience

Despite difficulties and horrors, the gallant men and women of the NPPR knew precisely what the reprisals would be at the hands of the U.S. colonizers. The sacrifices made by these freedom fighters were not in vain. They fought gallantly as centurions of the oppressed, maintaining the dignity of Puerto Rican revolutionary traditions.

There is a lesson that we can all utilize for the ongoing struggle by understanding key points of Nationalist Party history. Achieving our national liberation will not be possible without the development of political and organizational sophistication.

We cannot successfully challenge a well-prepared and highly organized enemy unless we aim to be better skilled than the colonizer in applying the techniques of politics and warfare. Hence, the necessity for the development of a revolutionary political party. By taking this action is when we truly honor the work and legacy of Dr. Pedro Albizu Campos.

The evolution of the Puerto Rican national liberation struggle continues today in many forms throughout the homeland and diaspora. The bravery and love for Puerto Rico demonstrated by the Nationalist Party has secured for them a very special place in history, as well as in the archives of all oppressed and exploited people.

QUE VIVA PUERTO RICO LIBRE!

  

AFRICAN AMERICAN REPARATIONS & THE STRUGGLE FOR SOCIALISM

 

By Carlos “Carlito” Rovira

Among the historical demands of the African American liberation struggle viewed with the utmost contempt by the capitalist class is the demand for reparations. At least 12 million Africans were kidnapped and taken to the Americas in the trans-Atlantic slave trade.

The demand for reparations is based on the outright theft, degradation and genocide of the African American population during the hundreds of years of slavery in the United States. It is based on the continued impact of this period that lasts to this day in the form of systematic racism and inequality experienced by the Black community throughout the country.

It is also based on the continued benefits the U.S. capitalist class still derives from the wealth extracted from Black labor during the period of chattel slavery.

Unlike the human bondage of slavery in antiquity, African chattel slavery arose in the 15th century based on the expansion of capitalism. The exploitation of the labor of millions of African slaves allowed the then-infant European capitalist economies to achieve a level of growth never before seen by any social system.

Chattel slavery began around 1441 when armed Portuguese “explorers” captured Africans and shipped them to Europe. Once Christopher Columbus made his infamous intrusion into the Western Hemisphere, chattel slavery expanded and lasted well into the second half of the 19th century. This system formed the economic basis of deeply embedded racist ideology among people of European descent in the United States.

The initial process of rapid capital accumulation, a requirement for capitalist economic development, was accomplished by the European capitalist classes from the wealth created by enslaved Black labor and the massive theft of gold and other wealth from the Indigenous peoples of the Western Hemisphere also victims of genocide.

Today, bourgeois historians try to exonerate or distance the capitalist class from complicity in the brutal system of chattel slavery. But slavery, while not based on the “free” wage labor associated with capitalism, was inextricably bound to the development of this system. Slavery became an inseparable appendage of rising capitalism until its abolition in the 19th century.

The wealth accumulated from slave labor strengthened capitalist industries and commerce. Textile industries, agriculture and shipbuilding prospered as a result of cheaper goods and raw materials obtained by enslaved African labor. The more slavery expanded, the more it became an impetus for capitalist economic development not only in the United States, where slavery was strongest, but throughout the world.

But what was first a tremendous stimulant for capitalist economic growth ultimately became an economic depressant in the United States. The slave-based plantation economy in the South competed directly with the growing manufacturing economy in the north, based on “free labor.”

The competition between these social systems was the basis for the U.S. Civil War from 1861 to 1865. African chattel slavery in the United States was the most lucrative of all.

Chattel slavery was abolished after the Civil War, but the impact of that brutal system remained, both in the wealth of the U.S. ruling class and continued racist oppression of the Black population.

The colossal wealth today, amounting to trillions of dollars, is boasted about in stock market reports by the world’s richest corporations like FleetBoston Financial, the railroad firm CSX and the Aetna insurance company. These entities owe their growth to the brutally exploited labor of millions of African people.

But like any system of exploitation, slavery also provoked the aspirations of the Black masses for justice and compensation. The demand for reparations is an expression of these aspirations to benefit from the vast wealth that millions of enslaved people produced.

The exact formulation of the demand for reparations has varied over the many phases of the Black liberation struggle through the era of slavery itself, the period of Reconstruction following the Civil War, to the present day. But whatever the form in which the demand has manifested, it has always expressed the collective desire of African Americans to be compensated for the criminal exploitation they endured as an enslaved people.

`Forty acres and a mule’

During the Civil War, the southern slave-owning class held a special hatred for the northern general William Tecumseh Sherman. In 1864 and 1865, Sherman led an army of Black and white Union soldiers marching through South Carolina, Georgia and Florida. Along the way, he ordered the total destruction of munitions factories, crops, railroad yards, clothing mills, warehouses and other targets to deny resources to the Confederacy. It was an effective measure of psychological warfare aimed at all who resisted the will of the Union Army.

On Jan. 11, 1865, Sherman met with leaders of the Black community in Savannah, Georgia. Most of them were former slaves. The spokesperson of the Black leaders was 67-year-old Garrison Frazier, who was born a slave in North Carolina.

Frazier gave voice to the aspirations of the millions of African Americans who had just been released from slavery as a result of the 1863 Emancipation Proclamation. “The way we can best take care of ourselves is to have land,” Frazier told the Union general.

These African Americans were a principal factor in Sherman’s decision to issue Special Field Order 15 on Jan. 15, 1865. That military order provided 40,000 former slaves with 400,000 acres of land confiscated from the defeated slave owners. It is believed to have been the origin of the demand for “40 acres and a mule.

For the first time, a representative of the northern capitalist class had recognized, in a limited way, the rights of former slaves to receive some form of compensation for their centuries of oppression. And while the order was issued for tactical purposes by the northern capitalist government in its campaign against the southern slavocracy, it provided a glimpse of what the oppressed Black nation could achieve in a full-blown social revolution.

Reversal of Civil War gains

Hopes for real economic reparations for former slaves were short-lived. The immediate needs of the northern ruling class in crushing their southern competitors were replaced by the overall goal of stifling the aspirations of the oppressed Black masses. Sherman himself went on to unleash U.S. government terror against the Native American people.

The overthrown slave owners were enlisted as allies in this project. Former members of the Confederacy engaged in counter-revolutionary activities, setting up the terrorist Ku Klux Klan to roll back the gains of the postwar period of Radical Reconstruction.

One of Andrew Johnson’s first acts as president after the assassination of Abraham Lincoln was to rescind Special Field Order 15, returning the old land titles to their former owners. Throughout Johnson’s presidency, he vetoed every proposal that granted land to former slaves in the southern states and the western frontier.

Radical Republicans made other attempts to pass legislation compensating former slaves, such as providing pensions for the former slaves. These bills met fierce opposition in Congress; none survived.

As the United States entered the 20th century as a rising imperialist power, it became ever clearer that the capitalist class motives during the Civil War had nothing to do with genuine Black emancipation. Instead of receiving reparations, African Americans were the constant target of disenfranchisement, persecution and racist terror.

The struggle to win reparations for African Americans diminished in the earlier part of the 20th century, largely overshadowed by the necessary struggles against lynching and KKK terror. At the height of the Civil Rights movement during the 1950s and 60s, reparations once again became a central demand of the Black liberation struggle.

Prominent figures like Queen Mother Moore, the Black Panther Party, Student Nonviolent Coordinating Committee, Nation of Islam and others reintroduced the demand for reparations, often in militant and defiant ways.

The complicity of white people in Black oppression can only be rectified when they raise the banner of Black liberation as their very own.

During the course of the mass civil rights and Black liberation movements, the U.S. government was forced to allow some progressive legislation. In particular, voting rights, expanded welfare programs and some elements of affirmative action were achieved although all of them are under constant attack.

The question of property rights

But throughout this period, all sectors of the U.S. ruling class have been hostile to any form of reparations to the African American community. The reason is simple: The demand raises the question of property rights. The bottom-line function of the U.S. government is to preserve capitalist property against all demands from those without property.

Economics is the lifeblood that allows for human social development. Destroying, hindering or depriving a people of an economic means of life is an essential step for an oppressor in carrying out the business of subjugation. This is why the capitalist class is hostile toward any reference to reparations.

Of course, the capitalist rulers never hesitate to demand reparations in the form of financial compensation when it comes to their own property or interests. For example, they still whine about property that was expropriated by the Cuban people after the 1959 revolution.

Ruling-class commentators and pundits try to use bourgeois legality in arguing that African slaves are no longer living and that the claim for reparations should not apply to their descendants. But the wealth created by slave labor became the foundation of many U.S. corporations and was the basis for the rise of the U.S. capitalist class: the railroad conglomerate CSX, Aetna, JP Morgan Chase, WestPoint Stevens, Union Pacific and Brown University, to name just a few.

It is by that bourgeois legality that the wealth created by the slaves and appropriated by the slave owners has continued in the form of corporate wealth and passed down through inheritance laws to families and individuals.

Under the legal codes of capitalism, the debt owed to the ancestors of the vast majority of African Americans today should be recognized by the same inheritance laws by which the rich have benefited. The denial of these rights is another example of the racist disenfranchisement of the Black nation in the United States.

What will reparations look like?

Of course, the concrete expression of how reparations should be granted has generated discussion and debate, even among advocates of reparations. For example, some call for reparations in the form of material incentives such as funds for education programs.

At a September 2000 forum sponsored by the Congressional Black Caucus and initiated by Rep. John Conyers, Congressperson Tony Hall supported a call for a panel to study the call for reparations. “I would hope that it would consider among many things, investments in human capital for scholarships, for a museum like Congressman [John] Lewis has proposed, for things that would improve the future of slaves’ descendants,” he testified.

The Black Panther Party placed reparations at the center of their political perspective. Hall, who is white, articulated a modest message. He had sponsored legislation calling on Congress to issue a formal apology for slavery something that the U.S. government has never done. The version of reparations he described is one designed to be tolerated by some sector of the capitalist class itself.

Activist and author Sam Anderson, representing the Black Radical Congress at the same 2000 panel, projected a more radical vision of the movement for reparations. “[A] comprehensive reparations campaign embraces all of our sites of struggle and areas of concerns,” he said. Anderson laid out a program of fighting for free health care, debt cancellation both for the Black community in the United States as well as African nations and freedom for political prisoners. “A reparations campaign is fundamentally anti-racist, anti-capitalist and anti-imperialist,” he said.

Reparations and Socialism

Throughout the decades that the demand for reparations has been raised, it is clear that the ruling class is vehemently opposed to any form of economic redress for the descendants of victims of slavery. Every effort to make the most moderate version of reparations is rejected out of hand.

Every effort of groups like the National Coalition of Blacks for Reparations in America and others deserves the support of all working people of every nationality. Solidarity among the working class means recognizing the right of oppressed nations to real redress for the exploitation of centuries.

Reparations for African Americans automatically means the expropriation of the capitalist class. In short, taking back the wealth, and everything connected to it, that the rulers stole from oppressed and exploited people since their existence first began.

Socialists and revolutionaries concern themselves with raising the anti-capitalist essence of the demand for reparations, making it a central theme for the revolution in this country. For anyone to claim that they are “socialist” but are either ambiguous or opposed to reparations are in essence promoting a sham version of “socialism.”

Given the dynamics of the class struggle in the United States and the extreme reliance on racism by the ruling class, reparations for the oppressed automatically imply the expropriation of the capitalist class.

The demand for African American reparations has wide-ranging implications with regard to the history and social structure that prevails in this society.

It is a demand that has been taken up around the world by other oppressed nationalities. In fact, reparations for Indigenous-First Nation people after the U.S. genocidal campaign, for Mexican people for the conquest of territory, for the Puerto Rican people, for more than a century of U.S. colonialism, for Cuba, Palestine, Haiti, Venezuela and so on. These and more are part and parcel of the U.S. working-class program for socialist revolution.

REPARATIONS FOR AFRICAN AMERICANS, AFRICA & THE AFRICAN DIASPORA, NOW!